Quantcast
Channel: La chica de la casa de caramelo
Viewing all 166 articles
Browse latest View live

Tarta de moras al estilo de la campiña inglesa

$
0
0
Hoy os traigo esta tarta de moras al estilo de la campiña inglesa (Cotswolds, en inglés), que llevaba tiempo queriendo preparar. Se llama Bibury Blackberry Pie porque es uno de los postres típicos de Bibury, un pueblecito precioso de la campiña que ya os mencioné en el post sobre nuestro viaje allí el verano pasado.

Esta receta es del libro "Favourite Cotswold Recipes" que me compré cuando estuvimos allí. Para la base, como simplemente dice que lleva pasta brisa, utilicé la misma receta de Martha Stewart que en la tarta de fresas y ruibarbo.

Ingredientes para la base:

- 510 gr. de harina
- 1 cucharadita de sal
- 1 cucharada de azúcar
- 340 gr. de mantequilla
- 120 ml. de agua fría

Mezclamos la harina, la sal y el azúcar. Añadimos la mantequilla en cubos y mezclamos bien con un tenedor o la batidora hasta formar migas grandes. Añadimos 60 ml. de agua fría y amasamos. Si la masa todavía está seca, añadimos el resto. Si la masa ya está elástica, formamos una bola, la envolvemos en papel film y la refrigeramos durante al menos una hora. Pasado ese tiempo, la sacamos de la nevera, esperamos a que se atempere y estiramos la mitad de la masa con un rodillo (siempre sobre una superficie enharinada), lo suficiente para cubrir nuestro molde. Reservamos la otra mitad.

Ingredientes para el relleno:

- 500 gr. de moras frescas, lavadas y escurridas
- 115 gr. de azúcar moreno
- 1/2 cucharadita de canela
- 50 gr. de mantequilla
- 1 cucharada de Jerez

Mezclamos las moras con el azúcar y la canela y las colocamos sobre la base de la tarta. Cortamos la mantequilla en pequeñas láminas y las colocamos por encima de las moras. Después, las rociamos con el Jerez y cubrimos la tarta con la masa sobrante formando un enrejado.

Para hacer el enrejado, estiramos con el rodillo la otra mitad de la masa que habíamos reservado y cortamos diez tiras finas, procurando que todas tengan aproximadamente la misma medida de ancho.

Colocamos primero todas las tiras verticales y luego vamos colocando las tiras horizontales de forma alterna, como podéis ver en las fotos, empezando por la tira central. Cuando hayamos acabado, recortamos los trozos sobrantes y sellamos el borde de la tarta con la ayuda de un tenedor.

Pincelamos la tarta con una yema de huevo y un poco de leche, espolvoreamos la superficie con azúcar y la horneamos a 180º durante una hora, veremos que la superficie está dorada y salen burbujitas del interior.


Pasado este tiempo, sacamos la tarta del horno y la dejamos templar al menos media hora sobre una rejilla.
Por cierto, la cestita para las moras, los boles y el delantal son de Anthropologie. El plato de tarta (de 26 cm. de diámetro) lo compré en Amazon.

En el libro de los Cotswolds recomiendan servir la tarta todavía caliente acompañada de nata fresca, al estilo campestre.

Es una tarta sencilla y rica, sin más ingredientes que las moras silvestres, con el aroma del Jerez y la canela, con una cobertura crujiente y dulce, y con mucho sabor a fruta.

Al hornearla, las moras soltarán su jugo, así que no os asustéis al cortar un pedazo. Si preferís que el jugo espese un poco (lo notaréis sobre todo al enfriarse), podéis añadir un par de cucharadas de harina de maíz a las moras cuando las mezcléis con el azúcar.

Espero que os guste esta receta de la campiña inglesa. A mí me ha traído muy buenos recuerdos de nuestro viaje y me han entrado unas galas locas de volver a visitarla.

¡Feliz domingo!


Cuatro sencillas bebidas veraniegas

$
0
0
¡Por fin ha llegado el verano! Y, para celebrarlo, os traigo varias recetas de bebidas veraniegas, a cada cual mejor: agua de frutas, sangría blanca, limonada de cereza y té helado de albaricoque. Todas ellas deliciosas y refrescantes, ideales para disfrutar en estas calurosas tardes en la terraza, junto a la piscina, en la playa o donde queramos.


Agua de frutas

Estas aguas de frutas son muy sencillas de preparar, fáciles de conservar y resultan muy sanas y refrescantes, porque no llevan azúcar, únicamente agua, hielo, frutas y algunas hierbas. Es una idea fantástica que descubrí aquí.

Para prepararlas, llenamos cada tarro hasta 1/3 de su capacidad con los trozos de la fruta elegida (y hierbas, si es necesario). Aplastamos un poco la fruta para que suelte su jugo pero sin triturarla demasiado. Luego llenamos los tarros con hielo y a continuación con agua. Removemos todos los ingredientes con un mezclador o una cuchara larga, cerramos los tarros y los dejamos reposar dentro de la nevera sobre una hora (se pueden conservar así varios días).

Los sabores que yo hice son: naranja y lavanda, sandía y menta, frambuesa y lima, y una mezcla de cítricos (naranja, limón y lima). La verdad es que no sabría con cuál quedarme, porque los cuatro estaban riquísimos, pero me ha sorprendido especialmente el sabor de la lavanda con la naranja.

Sangría blanca

Esta receta es de Whole Kitchen Magazine y resulta deliciosa porque es mucho más suave que la sangría normal y, por ello, destaca más el sabor de la fruta.

- 1 litro de vino blanco
- 1/2 litro de gaseosa
- 2 naranjas
- 2 limones
- 1 nectarina
- 1/2 melocotón
- 1/2 manzana verde
- Grosellas
- 3 cucharadas de azúcar
- 30 ml. de ron añejo (es opcional, yo no lo puse)

Preparamos algo de zumo con las naranjas y los limones (reservando medio de cada para añadir en rodajas). Ponemos el vino en la jarra que vayamos a utilizar para servir. Añadimos el zumo y el azúcar, y mezclamos. Cortamos el resto de la fruta en rodajas, la añadimos a la mezcla y dejamos reposar al menos una hora. Luego añadimos la gaseosa muy fría junto con un poco de hielo. Removemos y servimos.

Una idea muy buena para enfriar, y a la vez decorar, nuestras bebidas veraniegas es hacer hielos con frutas o hierbas dentro. Yo preparé unos cuantos con rodajas de limón, frambuesas, grosellas y hojas de menta.

Limonada de cereza

Esta receta me ha encantado, es de Martha Stewart y me parece una buena forma de dar un aire distinto a la clásica limonada. Le añade el delicioso sabor de las cerezas y le da, además, un bonito color rosa (o rojo, si las dejamos más tiempo). El resultado no puede ser mejor.

- El zumo de 8 limones
- 2 litros de agua fría
- 130 gr. de azúcar
- 300 gr. de cerezas, sin hueso

Mezclamos el zumo de limón con el azúcar. Cuando se haya disuelto, añadimos el agua y las cerezas. Removemos todo bien, para que las cerezas suelten su jugo y servimos en vasos con hielo.

Té helado de albaricoque

Esta receta la hice a partir de esta otra de té helado de melocotón. Si os gusta el té helado, tenéis que probarla, porque el albaricoque le da un toque dulce muy suave que os encantará.

- 1 litro de agua
- 8 albaricoques, cortados y sin hueso
- 4 bolsitas de té verde o negro
- 100 gr. de azúcar
- Hojas de menta para decorar

Ponemos el agua en un cazo a fuego fuerte, cuando empiece a hervir apagamos el fuego e introducimos los albaricoques cortados en cuartos y las 4 bolsitas de té dentro del agua. Dejamos infusionar 5 minutos y retiramos las bolsitas de té. Dejamos los albaricoques en el agua entre media hora y una hora. Pasado este tiempo, los retiramos, añadimos el azúcar, mezclamos bien y refrigeramos. Servir muy frío decorado con unas hojas de menta.

Espero que os hayan gustado estas refrescantes bebidas y que estéis disfrutando del comienzo del verano como se merece, con baños en la playa (o la piscina), cenas al fresco, un poco de sol y muchos helados.

¡Feliz domingo!

Cómo hacer s'mores en casa (y un kit para llevar o regalar)

$
0
0
Un s'more es un postre típico de boy scouts y girl scouts, muy popular en EE.UU. y Canadá, que suele tomarse en acampadas alrededor de una hoguera y se compone de galletas, chocolate y marshmallows. Y hoy os voy a enseñar cómo hacerlo en casa de la forma más auténtica posible, construyendo nuestra propia hoguera para tostar los marshmallows al fuego (algo que me moría por hacer desde que era pequeña).

Para hacer la hoguera utilicé el fogón de la fondue (sólo el cacharro de dentro, sin el asa) y lo coloqué sobre un plato de pizarra y unas cuantas piedras de diferentes tamaños (todo esto lo compré en la tienda Casa).

1. Primero colocamos las piedras grandes en el borde del plato de pizarra. 
2. Luego lo llenamos con la gravilla fina.
3. A continuación, hacemos un poco de hueco en la gravilla y colocamos en el centro el fogón.
4. Finalmente, utilizamos las piedras medianas para cubrir el fogón, dejando únicamente espacio en el centro para que salga la llama.

Una vez terminada la hoguera, ya podemos encenderla como haríamos con la fondue, con alcohol de quemar y una cerilla. Y preparamos los ingredientes para hacer nuestros s'mores.

Un s'more lleva dos galletas Graham (como no encontré, utilicé galletas de cereales), un trocito de chocolate y un marshmallow (malvavisco o nube blanca) tostado al fuego.

Tradicionalmente se usa chocolate con leche, pero también podemos hacerlos con chocolate negro (a mí me gusta más), chocolate con almendras o del tipo que queramos.

Utilizando una rama (previamente lavada) o un palo de brocheta, pinchamos un marshmallow y lo asamos lentamente al fuego, de forma que el interior se vaya derritiendo y el exterior se quede tostado.

Hay que tener cuidado de no acercar demasiado los marshmallows al fuego o los pobres acabarán muy chamuscados y no nos los podremos comer.

Una vez tostado el marshmallow y mientras aún está caliente, lo ponemos sobre una galleta con dos o tres trocitos de chocolate, lo tapamos con otra galleta y sacamos el palo. 

Apretamos un poco las galletas y lo dejamos unos segundos para que el calor del marshmallow derrita el chocolate.

Cuando el chocolate se empiece a derretir, ya podemos disfrutar de nuestro delicioso s'more ¡y empezar a preparar el siguiente!

Al ser un dulce tan fácil y rápido de preparar, una idea muy buena es hacer kits para llevar o regalar con los ingredientes que se necesitan para hacer s'mores. Yo utilicé unas cajitas de Selfpackaging que tenía en casa.

En cada kit puse lo necesario para hacer cuatro s'mores: un portavelas, dos velitas pequeñas (la segunda por si acaso), cuatro marshmallows, ocho galletas, doce trocitos de chocolate (negro y con leche), cuatro palos de brocheta y una cerilla.


Si nunca lo habéis hecho, os animo a que tostéis vuestros marshmallows para preparar unos cuantos s'mores. Os encantará la combinación de la galleta crujiente, el chocolate derretido y el sabor dulce y ahumado del marshmallow. Ricos, fáciles y muy divertidos de preparar con los niños.

¡Feliz domingo!

Helados caseros con fruta natural

$
0
0
Con este calor que hace, lo último que apetece es ponerse a hornear. Así que he cambiado el horno por el congelador y me he puesto a preparar estos sencillos helados o polos caseros con fruta natural (sin refrescos ni zumos comprados). El resultado es un postre sano, refrescante y muy ligero, que podéis disfrutar sin necesidad de saltaros la dieta.

El proceso de elaboración es muy sencillo. Simplemente tenemos que escoger las frutas que queremos utilizar, triturarlas para hacer zumo con ellas (dependiendo de la fruta, el zumo os quedará más o menos espeso) y añadirles una cucharada de zumo de limón y azúcar al gusto (hay que remover bien para que deshaga el azúcar).

Yo utilicé cerezas, fresas, naranja, piña (puede ser fresca o en su jugo) y kiwi. Este último lo pasé por el colador después de triturarlo para quitarle las pepitas negras, pero no es necesario. En muchas recetas, le añaden también agua a los zumos, pero yo no lo hice, porque quería que los helados tuvieran una textura más bien cremosa. 

Para prepararlos podemos utilizar moldes para helados o simplemente unos vasitos de plástico y unos palitos de madera

Ponemos la primera capa de zumo y congelamos los vasitos al menos media hora. Pasado este tiempo, ponemos la siguiente capa y repetimos el proceso de congelado. Así hasta completar las cinco capas de distintas frutas. Los palitos podemos insertarlos al poner la tercera capa.

Una vez completadas las cinco capas, dejamos los helados en el congelador al menos seis horas. Pasado este tiempo, ya podemos desmoldar nuestros helados y disfrutarlos.

Con los cinco vasos de zumo que preparé, me salieron unos 16 helados. Algunos los hice multicolor, como los de las fotos, en otros combiné únicamente dos sabores (cereza y fresa, naranja y piña...) y otros los preparé todos del mismo sabor. Podéis hacerlos como queráis.

Es un postre ideal para preparar con los niños en estos días de verano: fácil, saludable y muy refrescante.

¡Feliz domingo!

Los 10 lugares donde me gustaría ir de vacaciones

$
0
0
Estamos ya a mitad de julio y, como no podía ser de otra forma, tengo al cerebro pensando únicamente en las vacaciones. Este año pensábamos que no podríamos ir de viaje a ningún sitio, porque el Chico Pecoso trabaja todo el verano. Pero, afortunadamente, al final sí que tendrá una semana de vacaciones, así que nos hemos puesto enseguida a elegir destino. Yo he escrito mi lista de deseos de futuros destinos vacacionales, esperando que en algún momento pueda ahorrar lo suficiente como para visitarlos todos (aunque la cosa está difícil).

Canadá: lagos y montañas

Éste es un destino que ya nos planteamos en la luna de miel, aunque finalmente nos decantamos por un destino más urbano: Nueva York y Las Vegas. Los paisajes compuestos por lagos y montañas son unos de mis favoritos, quizás porque vivo al lado del mar y, como contrapunto, necesito de vez en cuando verle límites al agua. Y Canadá es, sin duda, el destino perfecto para disfrutar de este tipo de paisajes.

Desde el hotel de lujo The Fairmont Chateau Lake Louise tienes estas increíbles vistas del lago Louise, y puedes disfrutar de ellas mientras cenas (aunque yo me conformaría con una cabañita junto al lago).

Holanda: campos de tulipanes

Holanda es uno de esos lugares muy accesibles para ir de vacaciones, porque siempre encuentras vuelos baratos y alojamientos a buen precio. El problema es que yo quiero ir en la temporada de los tulipanes, que va desde finales de marzo hasta mediado de mayo, y todavía no he tenido la oportunidad. En la página oficial de los campos de tulipanes, Keukenhof, podéis reservar ya vuestra entrada para el próximo año. Estos coloridos paisajes y los preciosos canales de sus ciudades, sobre todo de Amsterdam, son dos de las cosas que más me invitan a visitar Holanda.

Bora Bora: una villa sobre el agua

Después de dormir en una cabaña sobre un árbol en Gerona, me queda probar la experiencia de dormir en una cabaña sobre el agua. Hay varios destinos donde puedes disfrutar de este tipo de alojamiento: Maldivas, Isla Mauricio, Bermudas... pero mi destino favorito es Bora Bora (el primer sitio donde se comenzaron a construir este tipo de villas turísticas), un lugar realmente exótico y romántico en medio de la Polinesia Francesa, con aguas cristalinas, arena blanca y arrecifes de coral.


Suiza: una cabaña en medio de los Alpes

Como ya habéis visto, me gustan las cabañas, da igual que estén en un árbol, sobre el agua, junto a un lago o en la ladera de una montaña. Suiza es un país que tengo muchas ganas de visitar (de pequeña empecé a escribir un libro que se situaba allí, así que leí bastante sobre la zona). Concretamente, me gustaría conocer los Alpes suizos, esos que tanto hemos visto en los dibujos de Heidi, con unos preciosos paisajes verdes y blancos, dependiendo de la época del año.
Me gustaría ir en invierno y alojarme en el Whitepod Resort, un hotel iglú totalmente respetuoso con el paisaje, donde puedes dormir sobre la ladera de una montaña nevada en medio de los Alpes, disfrutando del paisaje. Pero, a la vez, con todo el confort necesario que te ofrecen estas estancias por dentro: camas, mesas, chimenea, electricidad, etc.

Menorca: tranquilas playas paradisíacas

Las playas de nuestras Islas Baleares no tienen nada que envidiarles a las del Caribe, o eso dicen. Yo he estado de vacaciones en Ibiza y he hecho una visita exprés a Mallorca, pero todavía no he podido conocer Menorca, la que se supone es la isla menos turística de todas, la más tranquila, con unas cuantas playas consideradas casi vírgenes.


Louisiana: antiguas plantaciones

Los estados del sur de Estados Unidos, como Louisiana, Mississippi, Tennessee o Alabama fueron estados esclavistas que todavía conservan sus grandes mansiones en las antiguas plantaciones, de antes de la Guerra de Secesión. Estos lugares, como la plantación de Oak Alley (camino de robles) que veis en la foto, tengo mucho interés en conocerlos por todas las veces que los he visto en las películas y, sobre todo, por la belleza del entorno.

Escocia: castillos en las Highlands

Las montañas de Escocia, sus lagos, sus grandes castillos, su influencia celta... todo me invita a visitarla. Me parece un entorno mágico, donde no pasa el tiempo, con increíbles paisajes llenos de historia. Además de la inmensidad de las Highlands, me gustaría conocer las pequeñas y preciosas islas cerca sus costas, las famosas destilerías de whisky escocés y el interior de alguno de sus espectaculares castillos. La única pega, que tendré que volver a conducir por la izquierda.


Cinque Terre: la región escondida

Esta preciosa región italiana está formada por cinco coloridos pueblos (Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore), situados sobre varias montañas junto al mar. Ha sido el destino que hemos estado a punto de elegir este año, pero al final nos hemos decidido por otro. Ya me imaginaba recorriendo los acantilados entre estos cinco pueblos, bañándome en las aguas azul turquesa y cenando en las coloridas terrazas mientras contemplamos el mar y las luces de las casas. Un lugar romántico y escondido que estoy deseando visitar.

Japón: tradición y modernidad

Japón iba a ser, junto a Maldivas, el destino de nuestra luna de miel. Pero el desastre de Fukusima nos hizo cambiar de destino. Por eso, aún tenemos la ilusión de poder visitar algún día este país de contrastes, con la modernidad y el bullicio de Tokio, y la tranquilidad y belleza de Kioto, con sus tradicionales templos o su increíble bosque de bambú. Pero, si es posible, me gustaría visitarlo en abril, cuando los cerezos están en flor y los jardines en Japón se tiñen de un suave color rosa.


Alsacia: un lugar de cuento

Finalmente, éste ha sido nuestro destino elegido para las vacaciones, Alsacia. Esta región francesa, en la frontera con Alemania, es famosa por sus viñedos y sus ciudades de cuento, llenas de flores, canales y casas de madera. En concreto, esta foto es de Colmar, lugar donde pasaremos la mayoría de nuestra estancia. Y, si en persona es la mitad de bonito que esto, ya me doy por satisfecha. 

En esta recopilación he incluido lugares que todavía no conozco, pero entre los lugares que sí he visitado y que están primeros en mi lista de retornos, os tengo que recomendar Santorini, uno de los lugares más bonitos en los que he estado (el Chico Pecoso y yo fuimos hace ya seis años) y, por supuesto, la campiña inglesa, de la que ya os hablé mucho el verano pasado.

Sé que me dejo muchos lugares preciosos, así que me gustaría que me recomendaseis vuestros destinos favoritos para seguir ampliando mi lista de deseos (a ver si algún día puedo visitarlos todos).

¡Feliz domingo!

Desayuno picnic en el parque

$
0
0
Ayer el Chico Pecoso y yo nos fuimos de picnic por la mañana, para desayunar en un parque cerca de nuestra casa (os lo enseñé en Instagram) y, de paso, estrenar mi nueva bici y su cesta. 

Ya sabéis lo mucho que me gusta ir de picnic, tanto en mi propia ciudad como en las que visito en vacaciones; pero nunca había hecho un picnic a la hora del desayuno, y me parece una forma genial de empezar el día (si no tenemos que trabajar por la mañana).

Para este picnic, preparamos el tipo de desayuno que solemos tomar en casa los fines de semana, pero para llevar.

Esto fue lo que utilizamos:
- Un termo de agua caliente
- Bolsitas de té
- Una botella de leche
- Dos botellas de zumo de naranja
- Dos tarros con yogur, melocotón, muesli casero, miel y almendra tostada en láminas.
- Un tarrito de Nutella y otro de mermelada de fresas
- Una hogaza pequeña de pan
- Terrones de azúcar
- Dos tazas, una tabla para cortar, un cuchillo, dos pajitas, dos espátulas de madera, dos cucharitas y servilletas.


Lo metimos todo en la cesta de la bici (sin la tapa para que cupieran las cosas altas) y la cubrimos con un paño de cocina.

Esta tipo de cesta alta, a diferencia de las otras de picnic que tengo, resulta muy cómoda para llevar las botellas de pie sin peligro de que se vuelque el contenido.

Además de la cesta, cogimos una manta (y un mantel impermeable para poner debajo), que atamos a la parte trasera de la bici.





Aparcamos la bici junto a un árbol y colocamos la manta en una zona con bastante sombra, para poder desayunar sin achicharrarnos.

Llevar una tabla de madera a los picnics es muy útil, no sólo para cortar el pan, sino también para servir el té y la leche en las tazas de forma más estable. 

El vestido que llevo se lo compré hace un par de meses a una amiga que acaba de crear su primera línea de ropa, Needless & Pins Crea. Tiene vestidos chulísimos para el verano. Este modelo ya no aparece en su página de Facebook, pero supongo que lo podéis encargar sin problemas. El termo y la botella de leche estilo vintage son de My Home Style.

La pulsera de charms es de Agatha (la tengo desde hace unos cuantos años). Y las botellitas de zumo herméticas son de Casa.

En nuestro desayuno, aunque sea de picnic, no podía faltar el pan con Nutella, que nos encanta, y también la mermelada de fresas. Siempre acompañados de un té con leche.


Es un picnic muy rápido de preparar porque no hay nada que requiera elaboración previa (bueno, los tarritos de yogur, pero se hacen en un momento). Simplemente cogiendo unas cuantas cosas y paseando hasta el parque más cercano, podemos empezar nuestro día de una manera diferente y divertida, aunque todavía no estemos de vacaciones. ¡Yo ya estoy deseando repetirlo!

¡Feliz domingo!

Cesta de bienvenida para invitados en casa

$
0
0
Desde el viernes tenemos en casa a dos invitados leoneses de la familia, que han venido a pasar unos días a Valencia. El Chico Pecoso y yo queríamos darles la bienvenida con un detalle sencillo pero bonito, así que se nos ocurrió la idea de hacerles una cesta de bienvenida, para que se sintieran más a gusto a su llegada, y un souvenir de la playa como recuerdo de su viaje.

En la cesta de bienvenida pusimos algunos utensilios de belleza que podían necesitar, algunas cosas para picar típicas de la zona y una libreta a modo de diario de viaje.


Los productos típicos de la zona que elegimos fueron unas peladillas de Casinos, unos rosegones y unas rosquilletas.

Y para beber, un par de botellas de agua, por si tenían sed a medianoche y no les apetecía levantarse.

Además de la comida, les pusimos una vela aromática de vainilla y algunos utensilios de belleza: jabón, manopla, esponja, piedra pómez...

También colocamos un espejito, un cepillo para el pelo, un par de toallas de aseo (todo esto lo saqué de un kit spa de Oysho), dos cepillos de dientes y varios tarritos de plástico (de Casa Viva) que rellené con gel, champú, leche corporal y colonia. Además de un ramillete de lavanda fresca y una libreta de Mr. Wonderful, para que anotaran todas las cosas del viaje.

Aprovechamos una pizarra que teníamos (también de Mr. Wonderful Shop) para dejarles este mensaje de bienvenida en su cama, junto a la cesta.

Nuestra habitación de invitados ya os la enseñé aquí, es la que usamos de estudio y donde tenemos un tatami muy cómodo que también utilizamos como zona de lectura o juegos.

Aparte de la cesta de bienvenida, os comentaba al principio que también les preparamos un pequeño souvenir de la playa. Es una idea muy chula que vi hace tiempo en la web de Martha Stewart, como tarros de recuerdo de las vacaciones.

Para hacerlo, yo utilicé arena, piedras, caracolas y conchas de diferentes formas (todo de Casa), un cangrejito de barro que compramos en un puesto del Arenal de Jávea y un sol de cartulina que colgué de la tapa de tela que cubría el tarro.

Un par de detalles de bienvenida muy sencillos de preparar y perfectos para esta época del año, donde es habitual recibir en casa la visita de amigos o familiares.

Y con esto me despido de vosotros hasta septiembre, porque el fin de semana que viene ya estaré de camino a León. Si me echáis un poquito de menos, siempre podéis entrar en Instagram, donde seguiré poniendo fotos de mi día a día (también tenéis un widget en la columna izquierda del blog). Espero que paséis un verano muy muy genial y repongáis fuerzas para la vuelta al cole. Nos vemos en septiembre.

¡Felices vacaciones!

Vuelta de vacaciones y sorteo

$
0
0
Ya estoy de vuelta de las vacaciones y esta semana he empezado a trabajar (¡qué poco dura lo bueno!). Como os comenté, el Chico Pecoso y yo hemos estado una semana en Alsacia y nos ha gustado tanto como esperábamos, pero ya os hablaré del viaje la semana que viene. Mientras tanto, como adelanto, os dejo algunas de las imágenes que subí a Instagram durante los días que estuvimos allí.

1. La Petite Venise de Colmar. 2. Caracoles al estilo alsaciano. 3. Merengue crujiente. 
4. Lago Titisee (Alemania). 5. Vinos alsacianos y bretzel. 6. Riquewihr. 
7. Postre con deliciosas fresas de Alsacia. 8. Alsacia desde el avión. 9. Desayuno francés.


¡Sorteo 4º aniversario del blog!

Cambiando de tema, esta semana el blog ha cumplido ya... ¡cuatro años! Y vamos a celebrarlo con un sorteo, aprovechando que Dulce de Leche Mardel se puso en contacto conmigo para sortear un lote de sus productos entre todos vosotros. Yo he podido probarlos, tanto su dulce de leche como sus alfajores, y os aseguro que están deliciosos. 


El lote contiene varios tarros de dulce de leche de diferentes tipos y tamaños: normal, especial para repostería, estilo casero y light. Y varios tipos de alfajores.

Yo he probado el dulce de leche normal y el de estilo casero, y los dos están riquísimos. Los hemos tomado con helado, con tortitas, a cucharadas... Y estoy deseando poder hacer algún postre con el dulce de leche especial para repostería.

Los alfajores no los habíamos probado nunca y nos han encantado. Hay dos tipos: los alfajores de maicena, que son dos galletas de estilo abizcochado rellenas de dulce de leche con coco rallado por los lados, y los alfajores de chocolate (mis favoritos), que son dos galletas de chocolate rellenas de dulce de leche y recubiertas de chocolate con leche o chocolate blanco. Deliciosos para merendar o desayunar.



Para participar en el sorteo de este lote simplemente tenéis que:

- Haceros seguidores en Facebook de Dulce de Leche Mardel

- Poner vuestro nombre (el mismo que tengáis en Facebook para poder comprobar que sois seguidores) y correo electrónico en las casillas que aparecen a continuación.


Tenéis de plazo hasta el próximo domingo 8 de septiembre para participar. Y en los días siguientes anunciaré el ganador.

¡Suerte a todos y feliz domingo!


Las 10 mejores cosas de nuestro viaje a Alsacia

$
0
0
Hoy os traigo por fin el post sobre nuestras vacaciones en Alsacia (región francesa en la frontera con Alemania) que, como suele ser habitual, he resumido señalando las diez cosas que más nos han gustado del viaje. Nosotros queríamos descansar, pasear y disfrutar de las vistas y de la comida; así que, aunque hicimos varias excursiones, la mayor parte del tiempo estuvimos en Colmar, una ciudad preciosa y pequeñita, ciudad natal del escultor de la Estatua de la Libertad, capital del Alto Rin y que está considerada como la más alsaciana de las ciudades de Alsacia.

1. La Petite Venise de Colmar

La Pequeña Venecia es el principal atractivo turístico de Colmar, un pequeño río que atraviesa la ciudad, rodeado de las típicas casas alsacianas con vigas de madera y muchas flores en los balcones.

En este río de poca profundidad viven cisnes, patos e incluso una nutria, que tiene su madriguera en una de las orillas del río.

Vale la pena hacer el paseo en barca por la Petite Venise, para poder contemplar la parte menos urbana del río, una parte totalmente tranquila, silenciosa y rodeada de vegetación.


2. La comida alsaciana

Pensaba que la comida alsaciana no me iba a gustar mucho por ser demasiado alemana y la verdad es que me ha sorprendido gratamente. Todo lo que comimos estaba delicioso. Lo único que no pedimos fue el choucroute, un plato a base col, cerdo y salchichas. A continuación os dejo un repaso por los platos más típicos de la zona.


1. Quiche Lorraine: aunque es un plato típico de Lorena, la región vecina, es habitual en todas las cartas. 2. Rosti: cazuela de patatas hervidas con tiras de bacon y queso Munster fundido. 3. Tarte flambée: es una pizza de masa muy fina con cebolla, bacon, nata y a veces también queso. 4. Tarta de cebolla.

Los caracoles han sido para mí el gran descubrimiento gastronómico de este viaje. Los cocinan con una salsa verde a base de varias hierbas y los sirven por docenas o medias docenas. Riquísimos.

1. Baekeoffe: es un guiso que suele llevar tres tipos de carne (cerdo, cordero y ternera) cocinado con vino blanco de la zona y servido con patatas. 2. Caracoles al estilo alsaciano. 3. Codillo a la miel: allí el codillo está por todas partes y una forma de servirlo es con miel, otro de los productos típicos de la zona. 4. Foie gras: el plato estrella de la gastronomía alsaciana.

Y por supuesto los bretzels, esos lazos de pan con sal gruesa por encima, que están por todas partes en Alsacia. En la foto también podéis ver también un peluche de una cigüeña, que es el símbolo de Alsacia y se vende en todas las tiendas.

3. La ruta del vino alsaciano

Alsacia es una de las regiones vinícolas de Francia por excelencia. Tiene un clima seco y soleado, lo que facilita el cultivo de los viñedos

El camino entre los pueblos que forman la ruta del vino alsaciano es muy bonito, al menos desde Colmar, ya que puedes hacerlo por carreteras entre viñedos.

Nosotros visitamos unos viñedos en Riquewihr, un pueblecito con mucho encanto cercano a Colmar, y pudimos ver las uvas, todavía verdes, con las que elaboran sus deliciosos vinos blancos.

Durante nuestros días en Alsacia degustamos varios vinos de la zona: Riesling, Pinot blanc, Pinot gris, Pinot noir, Sylvaner y Gewürztraminer. Este último es dulce, (parecido a la mistela de aquí) y tan difícil de pronunciar que no sé cómo pudieron entendernos. Mi favorito es el Riesling.

4. Las vistas desde el Castillo Haut-Koenigsbourg

Este castillo del siglo XII está construido sobre la cima de una alta montaña (Stophanberch) y desde allí hay unas vistas increíbles de toda la zona, con los pueblecitos y viñedos de alrededor.

El camino hasta lo alto del castillo se puede hacer en coche, excepto el tramo final, que hay que subirlo a pie. Pero vale la pena el esfuerzo para contemplar la inmensidad del castillo, con sus huertos medievales incluidos, y las preciosas vistas de la planicie de Alsacia.

5. Los pueblecitos de la zona y sus casas de cuento

Además de Colmar, visitamos los pueblecitos de Riquewihr y Ribeauvillé, considerados los más bonitos de la zona. Los dos son muy pequeñitos y se pueden recorrer dando un paseo por sus calles empedradas y peatonales. Su arquitectura casi no ha cambiado en varios siglos y siguen conservando sus casas con vigas de madera, sus fuentes y sobre todo sus flores. Todo parece sacado de un cuento.

La foto de arriba es de Riquewihr y la tomé mientras comíamos en una terraza. La de abajo es de Ribeauvillé y pueden verse los banderines típicos que decoran muchas de las ciudades de la zona y las casitas de colores.


Como veis, en Alsacia todas las ventanas de las casas están llenas de flores y muchas tienen sus contraventanas decoradas con corazones.


Todos los pueblos tienen su fuente (muchas de ellas llenas de flores), que suelen estar situadas en plazas emblemáticas, como ésta de Colmar, situada en una de las plazas más bonitas y románticas que he visto nunca.

6. Las tartas de fruta y otros postres

Una de mis cosas favoritas en los viajes es probar los postres típicos de la zona. En Alsacia, debido a la influencia alemana, es habitual encontrar tartas de fruta en los restaurantes y todas, las pidas donde las pidas, están deliciosas.

1. Tarta de ruibarbo y merengue. 2. Tarta de arándanos. 3. Tarta strudel de manzana. 4. Tarta de frutos rojos.

Pero a excepción de las tartas de fruta, los postres son fundamentalmente franceses. Como el éclair de crema y frambuesas de la foto de arriba que compramos para un picnic en Colmar.

1. Crème brûlée. 2. Isla flotante: merengue sobre una base de crema inglesa. 3. Mousse de chocolate. 4. Dulce de marrón glacé con crema inglesa.

7. Colmar de noche

Cuando empieza a anochecer, Colmar se vuelve más bonita todavía. Se encienden las luces de las farolas y las guirnaldas de bombillas, las terrazas se llenan de gente, el agua de la Pequeña Venecia refleja las luces de las casas y las calles tienen un nuevo ambiente, más pausado, más romántico.



8. Visitar la Selva Negra y el Lago Titisee

Uno de los días de nuestro viaje lo reservamos para cruzar a Alemania y visitar la Selva Negra y el Lago Titisee, que están relativamente cerca de Colmar (ya os comenté lo mucho que me gustan los paisajes de lagos entre montañas).

Comimos en una terraza que tenía estas bonitas vistas al lago (foto de arriba) y de postre pedimos la tarta selva negra que está hecha con bizcocho de chocolate, nata y cerezas al kirsch.


Después de comer, dimos un paseo en barca por el lago, que está rodeado de bosques y es enorme. Sus aguas con muy oscuras y las orillas tienen algunas zonas de arena que la gente utiliza como playa.

Luego nos acercamos a una preciosa zona de montaña en plena Selva Negra, donde vimos lo densos que son sus bosques de abetos, que prácticamente no dejan pasar la luz del sol (de ahí lo de Selva Negra).



9. Estrasburgo

Estuvimos en Estrasburgo, capital del Bajo Rin, solamente el día antes de coger el avión de vuelta a España, así que tampoco pudimos disfrutarlo mucho. Pero es una ciudad preciosa por la que pasear, sobre todo la zona de los canales, llamada La Petite France. Se parece a Colmar, pero mucho más grande.

Tiene el estilo de las ciudades y pueblos de Alsacia, con las casas de vigas de madera, las flores y las callecitas peatonales.

La catedral de Estrasburgo, de estilo gótico, es la más impresionante que he visto nunca. Es altísima, de hecho, fue el edificio más alto del mundo durante dos siglos, gracias a su campanario que mide 142 metros.




10. El ambiente romántico

Ya lo habéis visto en todas las fotos, Alsacia parece la región del amor, y no sólo porque uno de sus símbolos representativos sea la cigüeña, sino porque todo en sus calles evoca romanticismo: las flores de los balcones, los corazones que decoran las ventanas y escaparates, las guirnaldas de luces, los cisnes que recorren en fila el río... Parece hecho adrede.


Para mí, al comer en esta terraza al borde del río en Colmar (desde donde vimos pasar a los cisnes y la nutria, por cierto), me pareció estar dentro de un cuento o un escenario de película. ¿Puede haber algo más romántico que estas vistas?

También el ambiente rústico y acogedor de sus restaurantes, con manteles estampados con los típicos corazones y la luz tenue.

Además, en Colmar aprovechamos para hacer un picnic en uno de sus preciosos parques llenos de flores, con productos típicos de la zona que compramos en el mercado: pan, quesos, foie, uvas, quiche Lorraine, sidra y el éclair de frambuesas que os he enseñado antes.



Sabía que la zona era bonita por las fotos que vimos cuando elegimos el viaje, pero no me imaginé que tanto. Alsacia es uno de los sitios más bonitos y románticos en los que he estado y que, sin duda, os recomiendo visitar.

La única pega que le encuentro es que la mayoría de ciudades y pueblecitos de la zona son muy turísticos y están abarrotados de gente (supongo que, sobre todo, por ser agosto), aunque tampoco resulta difícil alejarse de las zonas más turísticas y perderse por callejuelas más tranquilas.

¡Feliz domingo!


Resultado del sorteo Dulce de Leche Mardel

$
0
0
Después del recuento de participantes (¡que habéis sido casi 200!), ya puedo anunciaros el ganador del sorteo que se llevará a casa un lote de productos Dulce de Leche Mardel, con varios tipos de dulce de leche y deliciosos alfajores.
Y la ganadora es... Gladys Sol

¡¡¡Enhorabuena, Gladys!!! Ahora me pondré en contacto contigo para que me des tu dirección y que Dulce de Leche Mardel pueda enviarte el lote de productos que has ganado.

Muchísimas gracias a todos por participar y por celebrar conmigo estos cuatro años del blog.

¡Nos vemos el domingo con una nueva receta!


Banana cream pie (tarta de plátano)

$
0
0
Aprovechando que todavía hace calor y no me apetece mucho encender el horno, he preparado esta tarta de plátano o banana cream pie, un clásico de la repostería norteamericana, que tenía ganas de probar. Es una tarta facilísima de preparar y estoy segura de que os encantará su combinación de sabores.
La receta es de la web Canadian Living, con alguna pequeña variación. A continuación os dejo los ingredientes en gramos.

Para la base:
- 300 gr. de galleta María
- 180 gr. de mantequilla 
- 80 gr. de chocolate negro

Para el relleno:
- 4 yemas grandes
- 100 gr. de azúcar
- 40 gr. de harina de maíz
- 750 ml. de leche
- 30 gr. de mantequilla
- 1 cucharadita de vainilla
- 2 plátanos en rodajas

Para la cobertura:
- 250 ml. de nata para montar
- 2 cucharadas de azúcar
- Virutas de chocolate

Mezclamos la galleta María triturada con la mantequilla derretida y la extendemos sobre la base de nuestro molde apretando bien para que quede compacta. La dejamos enfriar en la nevera al menos media hora.

A continuación derretimos el chocolate al baño María y lo extendemos sobre la base de galleta. 

Refrigeramos hasta que se endurezca, unos 10 minutos.

Colocamos una capa de plátanos cortados en rodajas sobre el chocolate ya frío.

Cubrimos los plátanos con un poco de azúcar y los caramelizamos con un soplete (esto no es necesario, la receta original lleva los plátanos crudos, pero están más buenos así). Si no tenemos soplete, otra opción puede ser flambearlos con algún licor.

Para preparar el relleno batimos las yemas, el azúcar y la harina de maíz con 125 ml. de leche. Calentamos la leche restante en un cazo y, cuando empiece a hervir, vertemos una taza de la leche caliente (unos 250 ml.) sobre la mezcla de yemas y lo batimos.

Luego volvemos a echar toda la mezcla en el cazo de la leche y lo calentamos a fuego medio hasta que burbujee y espese (unos 5 minutos). Continuamos cociendo un minuto más, lo quitamos del fuego y añadimos la mantequilla y la vainilla. Removemos bien la crema, la pasamos a un bol y dejamos que temple antes de ponerla sobre la tarta. Tiene que quedar espesa, como unas natillas.

La cubrimos con papel film en contacto con la crema y refrigeramos durante al menos dos horas.

Una vez fría, montamos la nata con el azúcar y la extendemos sobre la tarta con la ayuda de una cuchara.

Rallamos unas virutas de chocolate y las espolvoreamos sobre la nata.

Para acompañar la tarta, yo preparé un batido de chocolate con nata.

A mí me encanta el sabor del plátano caramelizado con la base de chocolate y galleta, pero si no os gusta el plátano siempre podéis sustituirlo por otra fruta, como el melocotón, por ejemplo.

Es una tarta riquísima y fresca, perfecta para estos últimos días de verano que nos quedan. 

¡Feliz domingo!


Galletas teja con forma de hoja

$
0
0
Hoy os traigo la receta que me habría gustado preparar la semana pasada, pero que no pude hacer porque me puse enferma y estuve varios días en la cama, como os comenté en Facebook. Quería daros las gracias a todos por vuestras muestras de cariño y vuestros mensajes de ánimo. Por suerte, ya estoy completamente recuperada y os puedo enseñar estas deliciosas galletas para dar la bienvenida al otoño.

Son las clásicas tejas (muy parecidas a las lenguas de gato) pero con forma de hoja de roble. Y, aunque no lo parezca, son unas galletas muy fáciles y rápidas de hacer (en media hora las tienes listas).

La receta es del libro Martha Stewart's Cookies y con ella salen 16 galletas. Yo os recomiendo que dupliquéis la masa para que os salgan más galletas, porque éstas me las comí nada más hacer las fotos (menos un par que le guardé al Chico Pecoso) y me quedé con ganas de más.

La plantilla para la forma de hoja os la enseñé el otro día en Instagram y me la hizo el Chico Pecoso con un material plástico que se llama Forex (el mismo con el que hicimos el año pasado los arbolitos de Navidad) y lo podéis encontrar en papelerías técnicas. Para dibujar la hoja, podéis descargaros la plantilla de Martha Stewart aquí. Aunque si no queréis usar plantilla, podéis hacer simplemente óvalos o círculos con la mezcla sobre la bandeja de horno.

Ingredientes (para 16 galletas)

- 1 clara de huevo
- 30 gr. de azúcar glas
- 30 gr. de harina
- Una pizca de sal
- 4 cucharaditas de mantequilla sin sal derretida (completamente líquida)
- 2 cucharaditas de nata líquida para montar
- 1/4 de cucharadita de esencia de almendra (yo le puse vainilla)


Precalentamos el horno a 175º. Con una batidora eléctrica, a velocidad media, batimos la clara de huevo con el azúcar unos 30 segundos. Después bajamos la velocidad, añadimos la harina y la sal y mezclamos solamente hasta que estén combinados los ingredientes. A continuación añadimos la mantequilla, la nata y la esencia y mezclamos durante 30 segundos más.

Colocamos nuestra plantilla de hoja sobre la bandeja con el papel de horno y, con la ayuda de una espátula, extendemos una fina capa de mezcla. Retiramos la plantilla con cuidado, la limpiamos y repetimos el proceso en toda la bandeja.

Horneamos las galletas hasta que estén doradas, unos 6-8 minutos. Entonces las separamos del papel con una espátula y las dejamos enfriar sobre un rodillo si queremos darles forma curva (hay que hacerlo rápido para que no se enfríen antes), o sobre una bandeja si queremos que queden lisas. 

Cuanto más tostadas estén las galletas, más difícil será que tomen forma al sacarlas, lo mejor es sacarlas del horno cuando todavía están un poquito blancas en el centro.




Son unas galletas muy ligeras y crujientes, de esas que empiezas a comer y no puedes parar porque no llenan nada. Perfectas para acompañar el café o tomar con helado. Estoy segura de que os encantarán.

¡Feliz domingo!


Desayuno al estilo americano con gofres de calabaza

$
0
0
Ya sabéis lo mucho que me gusta preparar un brunch o un desayuno especial. Disfruto muchísimo cocinándolo y luego, por supuesto, comiéndomelo. Por eso, y aprovechando los ingredientes que nos ha traído el otoño, ayer preparé este delicioso desayuno al estilo americano con gofres de calabaza (en lugar de las clásicas tortitas), bacon caramelizado con sirope de arce, tortilla de queso cheddar y zumo de naranja y pomelo. Y para acompañarlo todo, aunque lo suyo habría sido tomar café americano, nosotros no pudimos prescindir de nuestra taza de té.



La receta de los gofres de calabaza esdeSarabeth's, el restaurante donde tomamos el brunch más bueno de nuestro viaje a Nueva York. Cuando fuimos pedimos tortitas y huevos Benedict, así que me quedé con ganas de probar sus gofres de calabaza, una de las especialidades de la casa. Y la verdad es que están riquísimos, son muy esponjosos y tienen un sabor dulce y especiado.

Ingredientes (para unos 12 gofres)

- 2 tazas de harina
- 1/3 de taza de azúcar
- 2 cucharaditas de levadura en polvo
- 1/2 cucharadita de canela
- 1/4 de cucharadita de jengibre
- 1/8 de cucharadita de nuez moscada
- 1/2 cucharadita de sal
- 6 cucharadas de mantequilla fría (unos 85 gr.)
- 1/2 taza de leche
- 1/2 taza de nata
- 1/3 taza de pasta o puré de calabaza (yo puse calabaza asada)
- 3 huevos batidos
- 1 cucharadita de vainilla

Mezclamos la harina, el azúcar, la levadura, la canela, el jengibre, la nuez moscada y la sal. Añadimos la mantequilla fría en cubos pequeños y los trituramos con una batidora de cuchillas hasta que queden migas muy pequeñas, sin trozos. Lo trasladamos a un bol grande y hacemos un hoyo en el centro.

En otro bol batimos la leche, la nata, la calabaza, los huevos y la vainilla. Ponemos este líquido en el centro del hoyo formado por la harina y con una espátula lo mezclamos bien todo, pero sólo hasta que estén los ingredientes combinados, sin trabajar mucho la mezcla.

Calentamos nuestra gofrera (yo usé la misma que os enseñé aquí) y la engrasamos con un poco de aceite. Ponemos la cantidad de una bola helado en el sitio de cada gofre, extendemos un poco la mezcla para que cubra todo y la cerramos. Los dejamos unos 5 minutos, hasta que estén dorados, y los servimos aún calientes. Yo los acompañé de manzanas fritas con sirope de arce, nueces y helado de vainilla.

Para caramelizar el bacon (yo hice 150 gr. para los dos), mezclamos 3 cucharadas de sirope de arce y media cucharadita de mostaza de Dijon. Pincelamos todas las lonchas por los dos lados y las colocamos de forma horizontal sobre la rejilla del horno. Metemos la rejilla en el horno a 200º (previamente precalentado) con una bandeja debajo cubierta de papel vegetal, porque el bacon suelta mucho jugo. Y lo dejamos hasta que veamos que está tostado y crujiente (a mí se me hizo en 10 minutos). Luego lo sacamos y lo dejamos enfriar sobre la rejilla.

Este bacon es una delicia. Creo que a partir de ahora lo voy a hacer siempre así, porque es muy crujiente y tiene un sabor muy intenso, dulce y ahumado a la vez.


En cada una de las tortillas rellenas de queso cheddar utilicé dos huevos, sal, un puñadito de queso cheddar recién rallado y un poco de cebollino picado para decorar.

Para hacer el zumo de naranja y pomelo (para dos personas) utilicé dos pomelos rojos y seis naranjas pequeñas. Al mío le puse también un poco de azúcar.


Como veis, un desayuno al más puro estilo americano, para disfrutar estos fines de semana de otoño, con platos muy sencillos de preparar (incluso los gofres).

¡Feliz domingo!


Huesos y fantasmas de merengue para Halloween

$
0
0
Quedan poco más de dos semanas para Halloween, una fiesta americana que cada vez está más presente en nuestro país. Y, aunque este año nosotros no tenemos pensado celebrar ninguna fiesta, sí quería enseñaros esta sencilla idea que es perfecta para este tipo de celebraciones, por el poco trabajo que lleva y lo bien que resulta. Son unos huesos y fantasmas de merengue crujiente muy fáciles de preparar.

La receta es de aquí, donde también tenéis un breve vídeo explicando su elaboración y cómo hacer la forma de los huesos y fantasmas. A mí con estos ingredientes, me salieron 10 huesitos pequeños y 10 fantasmas.

Ingredientes

- 2 claras de huevo
- Una pizca de sal
- 1/2 cucharadita de zumo de limón
- 85 gr. de azúcar glas
- 1/4 de cucharadita de extracto de vainilla (opcional)
- Chocolate derretido para decorar los fantasmas

Precalentamos el horno a 100º. Batimos las claras con una pizca de sal hasta que empiecen a formarse burbujas de aire y las claras doblen su tamaño. Incorporamos el zumo de limón y continuamos batiendo hasta formar picos blandos. A continuación, vamos añadiendo poco a poco el azúcar y batimos hasta que se formen picos firmes. Añadimos el extracto de vainilla y batimos un poco más hasta mezclarlo.

Colocamos el merengue en una manga pastelera con una boquilla redonda gruesa y vamos dibujando nuestros huesos sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal. Primero se dibuja en la parte de arriba un corazón, luego el tronco del hueso y al final otro corazón invertido.

También podemos formar ya los fantasmas sobre otra bandeja de horno (si tenemos), para ahorrar tiempo y hornearlos a la vez. Utilizamos la misma boquilla redonda y hacemos tres pisos, de más grande a más pequeño, levantando ligeramente la boquilla en cada uno.

Los metemos en el horno a 100º durante una hora para que se sequen. Una vez pasado este tiempo, abrimos un poco la puerta del horno y los dejamos secar con la puerta abierta durante otra hora más.

Pasado este tiempo ya podemos sacarlos y despegarlos con cuidado del papel vegetal. Estarán crujientes y los fantasmas un poco tiernos por dentro. Aprovechamos para pintarles ojos con un poco de chocolate derretido.

Son unos dulces muy fáciles de preparar y muy divertidos para decorar las mesas de Halloween. La única pega es que tardan dos horas en secar, pero siempre podemos prepararlos el día anterior y guardarlos bien tapados en un recipiente hermético para que no se reblandezcan.

Si queréis ver más ideas de dulces y decoraciones para Halloween que he hecho en años anteriores, podéis consultar la receta de las clásicas manzanas de caramelo, unos divertidos cake pops con forma de calabaza de Halloween, cómo decorar una calabaza al estilo Frankenstein, o la fiesta de Halloween que preparamos en casa hace un par de años, donde había una sandía-cerebro, zombie-zumo que brillaba en la oscuridad, cupcakes-araña, guacamole-vómito, galletas-dedos de muerto y un montón de cosas más. 

Y si no os gusta celebrar Halloween pero os encanta el merengue, con esta receta ya sabéis que podéis preparar unos ricos merengues crujientes con las formas que más os gusten.

¡Feliz domingo!

Cookies abizcochadas en tarro (Deep dish cookies)

$
0
0
Desde que probé la deliciosa cookie que sirven en Tony Roma's en una sartén acompañada de helado y chocolate fundido, quise probar a hacer algo así en casa. Pero en lugar de hacer una cookie grande, me ha gustado más la idea que vi aquí de hacer las cookies en tarritos de soufflé individuales. Es una receta rapidísima y fácil que podéis tener hecha en menos de media hora para desayunar, merendar o como postre.

La receta es de aquí, aunque yo reduje las cantidades a la mitad para hacer 8 tarritos. También podéis hacer más cantidad y congelar la mitad de la masa para otra ocasión, aunque es muy rápida de hacer y tampoco vale la pena.

Ingredientes (para 8 cookies individuales)

- 80 gr. de azúcar moreno
- 80 gr. de azúcar blanco
- 125 gr. de mantequilla sin sal blandita
- 1 huevo
- 1 cucharadita de vainilla
- 1 cucharadita de sal
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico
- 185 gr. de harina
- 120 gr. de pepitas de chocolate o chocolate troceado

Para servir

- Helado de vainilla
- Chocolate derretido (yo usé el puro de Valor)

Precalentamos el horno a 190º. Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que quede una mezcla cremosa. Añadimos el huevo, la vainilla y la sal, y lo mezclamos todo bien. Combinamos la harina con el bicarbonato para que se reparta de forma homogénea. Añadimos entonces la harina al resto de la masa, la mezclamos bien y a continuación añadimos las pepitas o trozos de chocolate.


Llenamos nuestros moldes con un par de centímetros de masa, los colocamos sobre la bandeja del horno y los horneamos durante unos 15-20 minutos o hasta que las cookies estén doradas por arriba. 

Una vez pasado ese tiempo, las sacamos del horno y las servimos enseguida sobre una servilleta para que se mantenga el calor mientras las comemos.

Podemos servirlas acompañadas de una bola de helado de vainilla.

O también con chocolate caliente fundido.

Estas cookies tienen una textura abizcochada perfecta en el interior y una capa superior más crujiente.

Al ser una receta tan rápida y servirse en tarritos individuales, me parece un postre genial para cenar en casa con amigos. Podéis tener los tarritos con la masa de cookies ya preparados y, cuando estéis acabando de cenar, meterlos en el horno y servir las cookies calientes y recién hechas con un poco de helado. Una forma sencilla y riquísima de sorprenderles.

¡Feliz domingo!


DIY: Cesta para resfriados

$
0
0
Ya sabéis lo mucho que me gustan este tipo de cestitas para regalar, que ya he tematizado de San Valentín, de Pascua, de Navidad... además de la cesta de bienvenida para invitados en casa que os enseñé este verano. Pero ahora, que con el otoño empiezan los cambios de temperatura y las lluvias en muchos lugares de España, es tiempo también de resfriados. Por eso hoy os traigo este sencillo DIY de una cesta para regalar a vuestros amigos o familiares que hayan cogido una gripe o un resfriado.

La idea la saqué de este original Get well kitque vi hace tiempo en Pinterest. Dentro de vuestras cestas para regalar podéis poner lo que consideréis mejor. Yo hice unas galletitas caseras y puse algunas de las cosas típicas que se toman o se necesitan durante los resfriados.

Las galletas las hice de lemon curd (podéis ver la receta aquí), porque el suave toque de limón que tienen combina muy bien con las infusiones.

Para darles un toque casero a las galletas utilicé un sello de silicona con las palabras "home made", que compré en Enjuliana.

En la cestita para resfriados puse cuatro galletas de lemon curd dentro de una bolsita de plástico.

Una botellita de zumo de naranja natural.

Una taza genial de Mr. Wonderful "con superpoderes para borrar las ojeras de oso panda", un paquete de caramelos de miel y limón para la garganta, y un bálsamo labial.

Una bolsita para infusiones con un trozo de jengibre fresco, anís estrellado y varias bolsas de manzanilla.


También un tarrito de miel para acompañar las infusiones.

Y unos pañuelos de papel con aloe vera para no irritar tanto la nariz.






Es un detalle muy sencillo de preparar con poquitas cosas y que seguro sorprenderá a quien lo reciba y le hará pasar un poco mejor sus días de convalecencia.

¡Feliz domingo!

Barritas de cereales para el desayuno

$
0
0
Siempre estoy buscando nuevas recetas para los desayunos, sobre todo para los desayunos de entre semana, donde hay menos tiempo para la elaboración y también para poder disfrutarlos. Por eso me ha encantado esta sencilla receta de unas barritas de cereales caseras, sanas y ligeras. Podéis utilizar los cereales o frutos secos que más os gusten para elaborarlas y, además, no tienen ninguna dificultad.

En la mayoría de los libros de cocina anglosajona que tengo viene alguna receta de este tipo y son todas muy similares. Yo me he basado en esta receta, aunque he cambiado los ingredientes a mi gusto. Usé dátiles porque tenía en casa y me gustan mucho, pero podéis sustituirlos por cualquier fruta deshidratada, como arándanos o cerezas.

Ingredientes (para unas 16 barritas):

- 200 gr. de avena
- 50 gr. de copos de maíz (corn flakes) 
- 50 gr. de nueces
- 50 gr. de almendras tostadas
- 120 ml. de miel
- 60 gr. de mantequilla en trozos
- 60 gr. de azúcar moreno
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 1/4 de cucharadita de sal
- 40 gr. de dátiles
- 70 gr. de chips de chocolate negro

Primero mezclamos la avena con los copos de maíz triturados, las almendras y las nueces picadas.

Luego en un cazo mezclamos la miel, la mantequilla, el azúcar, la sal y la vainilla y lo ponemos al fuego a temperatura baja hasta que el azúcar se haya disuelto por completo.

A continuación, lo vertemos en la mezcla de avena y removemos bien para que quede bien mezclado.

Después añadimos los dátiles y los chips de chocolate (excepto un puñado que reservaremos) y removemos todo bien. Ponemos la mezcla de cereales en una bandeja (como las de brownies) forrada con papel vegetal y con una espátula apretamos para que se comprima bien. Es importante apretar mucho aquí para que la consistencia de las barritas sea la adecuada una vez se enfríen. No os preocupéis por apretar demasiado.

Echamos por encima los chips de chocolate que habíamos reservado y volvemos a apretar con la espátula. Cubrimos la bandeja con papel film o papel de aluminio y la guardamos en la nevera toda la noche. Si podéis ponerle algo de peso encima, mejor, porque así se comprimirán más las barritas.

Pasado este tiempo, desmoldamos la placa de cereales y la cortamos en forma de barritas. 

Este tipo de barritas de cereales son blanditas, así que es mejor guardarlas tapadas en la nevera para que tengan mayor consistencia.

Como veis, son muy fáciles de preparar y no necesitan horno ni nada. Las podemos hacer la noche anterior y tenerlas listas para el desayuno. 

Estas barritas de cereales se pueden conservar sin problemas en un recipiente hermético, tanto en la nevera como fuera, al menos una semana.

Su textura es blandita al morderlas y su sabor a cereales y miel es delicioso. Os animo a que las hagáis para desayunar, porque no tienen ninguna dificultad y estoy segura de que os encantarán.

¡Feliz domingo!

DIY: Lápices de colores decorando la pared

$
0
0
Hoy no estoy en casa. Este fin de semana nos hemos venido de escapada a Madrid (podéis verlo en mi Instagram). Pero, gracias al wifi del hotel, os puedo enseñar el DIY que preparamos hace unos días el Chico Pecoso y yo para decorar una de las paredes de nuestro estudio en casa, de forma sencilla, con un montón de lápices de colores.

La idea surgió porque al Chico Pecoso le gusta mucho dibujar y quería poder tener a mano y a la vista todos los lápices de colores, pero que estuvieran siempre ordenados. Algo que en la caja no era posible, porque siempre acababan juntándose. Así que se nos ocurrió usar imanes (los mismos que usamos en las fiestas para poner los pompones de seda en la pared) y alguna pieza de metal para poder pegarlos.

Lo primero que tenemos que hacer es utilizar pegamento de contacto para pegar un imán en cada lápiz, intentando que todos queden aproximadamente a la misma altura (cuando vayamos gastando los lápices tendremos que cambiar el imán de sitio). Son imanes de neodinio de 2 mm. de diámetro por 1 mm. de grosor, y son muy potentes.

Este tipo de imanes se puede encontrar fácilmente en Ebay en packs de 100 imanes por unos 10 euros (si veis packs más caros, desconfiad). Nosotros teníamos en casa 35 imanes y ese fue el número de lápices que pusimos, pero en cuanto compremos más, ampliaremos la colección.

La pieza de metal que utilizamos fue un tapajuntas que compramos en la ferretería, porque tiene un lado adhesivo perfecto para pegarlo en la pared.

Para cortarlo utilizamos una sierra para metal de Ikea que tenemos en casa, pero si no tenéis, podéis pedir en la ferretería que os lo corten a la medida que necesitéis (deberéis medir juntos todos los lápices que queréis poner en la pared).

Luego, si queréis pintarlo, tendréis que utilizar un spray de imprimación (los venden en las tiendas de modelismo), porque la pintura normal no se coge al metal. 

Nosotros utilizamos un spray gris que teníamos en casa, pero lo podéis comprar blanco si queréis que se camufle con la pared.

Cuando esté seca la pintura, ya podemos quitar la tira protectora del adhesivo y pegar el tapajuntas en la pared, procurando que quede totalmente horizontal.

Una vez colocado el tapajuntas, ya podemos ir colocando los lápices con imanes uno a uno en el orden que queramos.

Cuando estén todos puestos, el tapajuntas quedará totalmente tapado y parecerá que los lápices están flotando en la pared.

Podemos coger fácilmente el lápiz que queramos utilizar y luego volver a colocarlo en el hueco que ha quedado.

Como veis, es un DIY muy sencillo de realizar, sólo hace falta comprar los imanes, el tapajuntas y el spray (si queremos pintarlo). Y lo mejor es que podemos hacerlo tan grande como queramos, para ajustarlo al espacio libre de nuestra pared.

Además, este DIY es perfecto para decorar la habitación de los niños. Se puede hacer con lápices, rotuladores o lo que queramos. Seguro que a ellos les encantará tener todos sus colores a la vista pegados a la pared.

¡Feliz domingo!

Nuestra escapada a Madrid y Alcalá de Henares

$
0
0
La semana pasada, aprovechando que el Chico Pecoso tenía vacaciones, me cogí un par de días libres en el trabajo y nos fuimos de escapada a Madrid y Alcalá de Henares, para celebrar (con dos meses de retraso) nuestro segundo aniversario de boda. Pasamos cuatro fantásticos días de desconexión, paseando, descansando, disfrutando de estas dos ciudades y, lo que más me gusta a mí, comiendo.

No conocíamos Alcalá de Henares y nos pareció una ciudad preciosa con sus calles empedradas, sus casas soportaladas, sus balcones de forja... hasta las bajantes son bonitas allí, con forma de cabeza de dragón. Todo está en muy buen estado y perfectamente conservado.

En Alcalá de Henares dormimos el jueves y el viernes; y elegimos para alojarnos el Parador, antiguo convento del siglo XVII. Las habitaciones son enormes (tienen hasta un sofá, aunque no se ve en las fotos) y muy cómodas, con vistas a un precioso Jardín Tallado en el interior.

El Chico Pecoso es arquitecto y elegí este hotel sabiendo que le encantaría, porque el proyecto es de los arquitectos Aranguren & Gallegos, unos de sus favoritos.

Alcalá de Henares es la ciudad natal de Cervantes, así que aprovechamos para visitar la casa donde nació, convertida en museo, que alberga además una de las mayores colecciones de El Quijote, con más de 200 ediciones en todos los idiomas. En la puerta de la casa se puede ver a Don Quijote y Sancho conversando animadamente en un banco.

Ora cosa que me encantó es el ambiente que hay por las noches. La gente pasea por las calles y los bares se llenan de personas tomando cervezas y tapas. Me recordó mucho al ambiente del Barrio Húmedo de León. Entre las tapas que comimos nosotros, estaba la típica oreja de cerdo, que nunca habíamos probado y la verdad es que está muy buena.

En Instagram me recomendasteis algunos sitios donde comer y merendar, pero tuvimos tan mala suerte que la mayoría los encontramos cerrados. Al final estuvimos en El Tapón, El Indalo, La Taberna de Rusty y la Esquina Complutense. Y nos quedamos con ganas de probar el cocido madrileño. Para la próxima.

El sábado antes de irnos a Madrid, como Le Petit Bonbon que nos recomendó Yolanda estaba cerrado, desayunamos en la pastelería Cosmen & Keiless recién abierta en Alcalá (por lo visto hay unas cuantas en Madrid). Un local muy acogedor lleno de tartas y todo tipo de panes y bollería.

Ya en Madrid quedamos con unos amigos para comer en Mr. Frank, un sitio genial que había visto en el fantástico blog de Patri, Lilaygris, y me moría por conocer.

La decoración, como veis, es chulísima, con sillas y lámparas de diferentes estilos. La parte de arriba está decorada con palés y con un estilo muy distinto a la parte de abajo, una antigua bodega con paredes de ladrillo.

La comida estaba riquísima, me encantaron los langostinos crujientes y el risotto de boletus con queso Idiazábal. También probamos los cuatro postres que tenían y estaban todos deliciosos, tanto las tartas como el coulant de chocolate. Desde luego, un sitio para repetir, porque estuvimos muy a gusto y comimos fenomenal.

Luego estuvimos paseando por el Paseo del Prado, visitamos la exposición de Caixa Forum sobre Japón y dimos una vuelta por las tiendas del barrio de Salamanca.

Hicimos un alto en el camino para tomar el té en Living in London y comprar un par de tarros de clotted cream. Allí tomamos los clásicos sandwiches, scones con clotted cream y mermelada, croissants y pastas de té.

El resto del día estuvimos con nuestros amigos, disfrutando de su compañía y enseñándonos la nueva casa donde se han instalado en Madrid.

El domingo nos levantamos pronto para ir a pasear al Parque del Retiro, que en otoño es más bonito si cabe, visitar el Palacio de Cristal y dar un paseo en barca por su enorme estanque.




Para coger fuerzas, fuimos a tomar un brunch al Café Oliver. Allí el menú incluye: café o té, zumo de naranja o sandía, pan y bollería con mantequilla y mermelada, Actimel y dos platos a elegir por persona.

Yo tomé huevos revueltos con queso y cebollino de primero y tortitas con sirope de arce de segundo. Y el Chico Pecoso eligió unos huevos Benedict y una cheeseburguer.

Por la tarde fuimos al teatro a ver El Cavernícola, una obra muy divertida con Nancho Novo sobre las diferencias entre hombres y mujeres, que ya lleva cinco temporadas en cartel. Si todavía no la habéis visto, os la recomiendo para echaros unas buenas risas.

Aunque antes de eso, pasamos por Mamá Framboise para merendar, porque me moría por probar una de sus deliciosas tartas. Habíamos pasado por la mañana para desayunar, pero estaba a tope, con una lista de espera de una hora... Así que nos fuimos y ya volvimos a la hora de merendar. Yo pedí un té con leche y una tartaleta de frambuesas y pistacho que estaba riquísima.


Los dos días que pasamos en Madrid, sábado y domingo, nos alojamos en el Silken Puerta de América, concretamente en la planta diseñada por el japonés Arata Isozaki, que representa el yin y el yang, con la habitación completamente en color negro y el baño en blanco, con los elementos en madera al estilo de los baños tradicionales japoneses.

Hace dos años ya estuvimos alojados en este hotel, en la planta de Zaha Hadid, que es una de las más chulas de todo el hotel, con las habitaciones de aspecto futurista hechas con Corian de color blanco (también hay habitaciones en negro). Pero si tengo que elegir, me quedo con el baño de Isozaki. Desde que probé la bañera de madera, cálida y enorme, creo que necesito tener una así en mi casa.

El domingo cenamos en el restaurante del hotel, Lágrimas Negras, donde todo estaba riquísimo, pero especialmente el postre: la tarta fina de manzana, que hay que pedirla al principio de la cena, porque tardan 20 minutos en prepararla.

Y terminamos nuestra última noche en Madrid tomando unos cócteles en el Marmo Bar (también en nuestro hotel), llamado así porque su barra es una pieza única de mármol de Carrara de 8,25 metros de largo y 6 toneladas de peso.

El lunes por la mañana nos despedimos de Madrid, después de cuatro días de descanso y desconexión, con muchas ganas de repetir esta escapada y visitar otros muchos sitios para los que no tuvimos tiempo.

¡Feliz domingo!

DIY: 4 sencillas velas de otoño

$
0
0
Antes de que nos inunde la marea navideña y como todavía nos queda un mes de otoño, os quiero enseñar estas ideas para hacer unas bonitas velas otoñales, que darán un ambiente cálido y acogedor a vuestro hogar.

Busqué ideas de velas caseras en Pinterest, que es una fuente inagotable de inspiración, y estas cuatro fueron las que más me gustaron y las que decidí hacer para decorar mi casa en estos meses de frío. Os aseguro que todas son muy fáciles de hacer, aunque algunas llevan más trabajo que otras.

1. Velas con avellanas

Para hacer estas velas únicamente necesitáis: unos tarros de cristal, vasitos pequeños (de chupito), velas pequeñas, alambre y avellanas. También podéis usar castañas u otros frutos secos, dependiendo del ancho de vuestros tarros.

Lo primero que tenemos que hacer es fabricar el asa de alambre para colgar nuestros tarros. Yo trencé el alambre para hacer el asa de la medida que quería y luego lo fijé alrededor del cuello del tarro con varias vueltas de alambre.

Después de esto, ya podemos poner dentro del tarro nuestros vasitos con una vela y rodearlos de avellanas o los frutos secos que queramos. Estos faroles son perfectos para exterior y podemos usar su asa para colgarlos.



2. Velas con nueces

Estas velas son más sencillas de hacer de lo que parece. Solamente necesitamos algunas nueces, que abriremos con cuidado para no romper la cáscara, y unas cuantas velas pequeñas.

Una vez abiertas las nueces, las vaciamos bien y reservamos las cáscaras. Podemos dejarlas tal cual o pintarlas del color que queramos. Yo pinté algunas de dorado. Después, sacamos con cuidado la mecha de nuestras velas pequeñas y, con un poco de cola blanca, las pegamos dentro de las cáscaras de nuez. A continuación derretimos la cera de estas velas al baño María y rellenamos con ella nuestras cáscaras.

Estas velas con nueces son perfectas para hacer un centro de velas flotantes. También podemos hacer cajitas con unas cuantas nueces para regalar. Quedarán muy bonitas si las pintamos.


3. Velas con palos

Estas velas son un poco más laboriosas de hacer, aunque igualmente sencillas. Para ello se necesitan unos cuantos palos, vasos de varios tamaños y algunas velas.

Cortamos los palos del tamaño aproximado de nuestros vasos, y vamos pegándolos con un poco de cola blanca alrededor del vaso. Si quedan huecos entre los palos por su irregularidad de formas, iremos pegando más palos encima, pero siempre una vez que se hayan secado los primeros.


Cuando se haya secado completamente la cola de todos los palos, ya podemos introducir las velas y colocar nuestros portavelas otoñales donde queramos.



4. Velas con manzanas

Estas velas son las más sencillas y rápidas de hacer. Simplemente necesitamos unas cuantas manzanas y velas pequeñas.


Hacemos un agujero en la parte superior de la manzana del tamaño de las velas, retiramos la parte metálica de la vela, la introducimos dentro de la manzana y la encendemos para que la cera se vaya derritiendo por los lados. Yo combiné velas blancas y rojas dentro de las manzanas.


Este centro, por sus tonos rojos, también nos puede servir para decorar la mesa en Navidad. Además, es rapidísimo de hacer.

Espero que os hayan gustado estas ideas de velas otoñales y que os animéis a hacer alguna de ellas.

¡Feliz domingo!

Viewing all 166 articles
Browse latest View live