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Channel: La chica de la casa de caramelo
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Tartaletas de chocolate y caramelo salado

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La receta que os traigo hoy está compuesta por dos de mis ingredientes preferidos: chocolate y caramelo salado, y son unas tartaletas que llevaba tiempo queriendo hacer. El contraste del chocolate negro con el caramelo ligeramente salado y la base dulce de la tartaleta hacen una combinación absolutamente deliciosa.

Para la base de las tartaletas he utilizado la receta de pâte sucrée del libro Miette, que ya os enseñé en las tartaletas de frambuesa. Todos los ingredientes dan para aproximadamente 12 tartaletas o una tarta grande.

Pâte sucrée (pasta dulce)

1/4 taza de nata para montar
2 yemas
2 tazas y 2/3 de harina de trigo
1/4 taza de azúcar
Una pizca de sal
224 gramos de mantequilla sin sal

En un bol pequeño, batimos la nata con las yemas y reservamos. En un bol grande mezclamos la harina, el azúcar, la sal y la mantequilla en dados. Con los dedos, incorporamos la mantequilla hasta que quede una masa como de migas gruesas. Poco a poco añadimos la mezcla de nata y yemas, y lo mezclamos sólo hasta que los ingredientes estén combinados. Hay que tener cuidado con no sobretrabajar la masa. Cogemos la masa con las manos para incorporarla del todo y la dividimos por la mitad, formando dos discos. Los envolvemos en papel film y los refrigeramos. 

Con un rodillo, amasamos uno de los discos de la pasta dulce sobre una superficie enharinada, hasta que tenga un grosor de medio centímetro aproximadamente. Con una brocha de pastelería, retiramos el exceso de harina. Cortamos un trozo de masa que cubra una de nuestras tartaletas (previamente untadas con mantequilla y espolvoreadas con harina). Retiramos el exceso de masa apretando el contorno del molde y continuamos cubriendo el resto de tartaletas. 

Después las guardamos en la nevera unos 30 minutos, hasta que estén firmes. Precalentamos el horno a 190 grados y horneamos las tartaletas hasta que estén doradas, unos 20 minutos. Dejamos enfriar las tartaletas completamente sobre una rejilla. Una vez frías, ya las podemos desmoldar sin peligro de que se rompan.



Caramelo salado

- 150 gr. de azúcar moreno
-150 gr. de mantequilla
- 250 gr. de nada líquida
- 2 cucharaditas de sal marina (si preferís un caramelo normal, tipo toffee, podéis prescindir de la sal en esta receta)

Derretimos la mantequilla a fuego bajo y a continuación añadimos el azúcar, la sal y la nata. Removemos hasta que se incorporen bien todos los ingredientes y dejamos hervir durante 10 minutos. Pasado este tiempo, lo retiramos del fuego, dejamos que se enfríe y luego lo refrigeramos en la nevera toda la noche para que adquiera una consistencia un poco más espesa.


Rellenamos las tartaletas con el caramelo y las metemos en el congelador unas dos horas para que se endurezca el caramelo, antes de cubrirlas con el chocolate.



Ganache de chocolate

- 120 ml. de nata para montar
- 115 gr. de chocolate negro (yo usé Valor Postres al 70%)
- Sal Maldon para decorar

Ponemos la nata en un cazo a fuego medio y la llevamos a ebullición. A continuación, la retiramos del fuego y echamos el chocolate troceado. Lo dejamos un minuto para que se deshaga y removemos con una espátula hasta que quede una cobertura suave y sin grumos. Extendemos el chocolate sobre las tartaletas y lo dejamos enfriar en la nevera unas cuatro horas.

Pasado este tiempo, ya podemos servir las tartaletas decoradas con un poco de sal Maldon.

Al cortar o morder las tartaletas, el caramelo caerá entre el chocolate y la galleta de la base por su consistencia más líquida. Os animo a que las probéis, porque la combinación de sabores es deliciosa.

¡Feliz domingo!



Un look campestre para una noticia especial

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Hacía tiempo que no publicaba un look en el blog y algunas me habéis preguntado si iba a volver a hacerlo. La verdad es que éste en concreto hacía algunas semanas que quería enseñároslo, pero entre viajes de trabajo y demás, no he tenido apenas tiempo libre para ir a hacerme las fotos.

Este look que os enseño hoy es muy especial para mí, pero no por la ropa que llevo, sino por lo que muestra.

Y es que, como podéis observar por la redondez de mi barriga, dentro de unos meses, habrá una personita más viviendo en la Casa de Caramelo. Igual algunos ya os lo imaginasteis cuando, hace unos meses, no pude actualizar el blog porque estaba vomitando sin parar.

Desde que nos enteramos al volver de nuestro viaje de Alsacia (lo de que su símbolo fuera la cigüeña tenía que ser una señal...), el Chico Pecoso y yo estamos ilusionadísimos, pero parece que aún no nos lo creemos del todo. 

Es difícil imaginarnos como padres dentro de unos pocos meses. A veces, cuando estamos en el sofá hablando de si el Chico Pecoso me habrá contagiado o no su resfriado, nos veo aún como esos dos niños que iban sentados juntos en el autobús del cole de vuelta a casa, hablando de si me habría contagiado o no su varicela (ya de pequeña era un poco hipocondríaca).

Han pasado muchos años desde entonces y, aunque nosotros no hayamos cambiado demasiado, sí que han habido muchos cambios en nuestras vidas que hemos podido compartir; como nuestro primer hogar juntos, nuestra boda, nuestro pequeño Totoro (el perro más bueno y cariñoso del mundo) y, el próximo mes de mayo, nuestro primer hijo.

Me quedan cinco meses para la fecha estimada de parto (salgo de cuentas el 4 de mayo) y mi amiga Bego (que es ginecóloga), ya nos dijo hace un par de semanas cuál era el sexo del bebé con un 99% de fiabilidad, según ella.


Parece que será... ¡¡¡UNA NIÑA!!! Todavía estamos esperando a la confirmación de la eco de la semana 20 (dentro de dos semanas) para elegir el nombre, pero ya vamos acortando la lista.

Casi se me olvida hablaros del look. El vestido es de ese O ese, la chaqueta es de Bershka y las botas son deStradivarius del año pasado. Ahora que tengo bastante barriga, este tipo de vestidos sueltos me resultan muy cómodos para los días otoñales en que todavía no hace demasiado frío. Además, la chaqueta es gruesa y muy calentita (me recuerda a las chaquetas antiguas de lana que tenía mi madre) y completa perfectamente este sencillo look premamá de aire campestre.

El Chico Pecoso y yo estamos emocionados por compartir por fin con vosotros esta noticia que lleva cuatro meses haciéndonos muy felices. Os mantendré informados los próximos meses (aquí en el blog y más a menudo en Instagram) de las novedades del embarazo y las cosas que vayamos preparando para la llegada del bebé. 

¡Feliz domingo!


Copas Mont Blanc con marron glacé

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Esta semana he adelantado el post al sábado para poder presentaros la receta con la que tengo el honor de colaborar en el Calendario de Adviento Gastronómico que Whole Kitchen organiza cada año por Navidad. Os podéis imaginar mi emoción al recibir el correo de Silvia (Trotamundos), a la que sigo desde hace mucho tiempo y admiro profundamente por su maravilloso blog Food and Cook, preguntándome sí quería participar este año. Por supuesto, no lo dudé ni un momento y enseguida me puse a pensar en la receta, que finalmente fueron estas deliciosas copas Mont Blanc con marron glacé.

Estas copas son una variación del clásico postre Mont Blanc, compuesto por crema de castañas y nata montada, muy típico en Francia e Italia, sobre todo en estas fechas, y que hace referencia al famoso monte nevado del que lleva su nombre. Yo le he añadido merengues secos para darle un toque crujiente y marrons glacé, uno de mis dulces favoritos y que no puede faltar en mi casa por Navidad.

Es un postre muy sencillo de preparar, incluso si no sabemos cocinar, porque todos los ingredientes se pueden comprar ya hechos: la crema de castañas, el sirope de caramelo, los merengues secos o la nata montada, y simplemente tendremos que montar nuestras copas. Pero, si queréis preparar los ingredientes vosotros mismos, podéis hacerlo fácilmente siguiendo las indicaciones que explico a continuación.

Ingredientes para 4 copas:

- 8 marrons glacé
- 250 gr. de crema de castañas
- 300 gr. nata montada
- 12 merengues secos pequeños
- Salsa o sirope de caramelo

Crema de castañas

- 400 gr. de castañas en almíbar de buena calidad (240 gr. escurridas)
- Una cucharada de mantequilla
- 1/4 de cucharadita de canela (opcional)

Escurrimos las castañas y reservamos el almíbar. Rehogamos las castañas a fuego bajo con la mantequilla, la canela y una cucharada de almíbar durante 5 minutos. Pasado este tiempo, trituramos las castañas y vamos añadiendo cucharadas de almíbar (5 ó 6 cucharadas) hasta lograr una consistencia cremosa y suave. Reservamos la crema en la nevera hasta la hora de montar las copas.

Salsa de caramelo

- El almíbar sobrante de las castañas
- 2 cucharadas de mantequilla
- 1 cucharada de nata

Calentamos en un cazo a fuego medio el almíbar sobrante de las castañas y derretimos en él la mantequilla. Lo llevamos a ebullición y dejamos hervir durante 5 minutos. A continuación, apartamos el cazo del fuego, añadimos la nata y removemos bien. Lo dejamos enfriar a temperatura ambiente y luego lo refrigeramos hasta el momento de servir.

Nata montada

- 300 gr. de nata para montar
- 3 ó 4 cucharadas de azúcar (según el gusto de cada uno)

Montamos la nata fría con el azúcar y la reservamos en la nevera hasta el momento de servir.

Merengue seco

- 2 claras de huevo a temperatura ambiente
- 85 gr. de azúcar glas
- 1/2 cucharadita de zumo de limón
- Una pizca de sal
- 1/4 de cucharadita de extracto de vainilla (opcional)

Precalentamos el horno a 100º. Batimos las claras con una pizca de sal hasta que empiecen a formarse burbujas de aire y las claras doblen su tamaño. Incorporamos el zumo de limón y continuamos batiendo hasta que se formen picos firmes. Añadimos el extracto de vainilla y batimos un poco más hasta mezclarlo.

Colocamos el merengue en una manga pastelera con una boquilla de estrella y formamos pequeños merenguitos sobre la bandeja de horno.

Los metemos en el horno a 100º durante una hora para que se sequen. Una vez pasado este tiempo, abrimos un poco la puerta del horno y los dejamos secar con la puerta abierta durante otra hora más (con el horno encendido).

Montaje de las copas

Podemos colocar los ingredientes en la cantidad y el orden que más nos guste, pero yo los ordeno de la siguiente manera:

Primero colocamos un par de merengues troceados en la base de cada copa.

Los cubrimos con un poco de nata montada y ponemos encima un par de cucharadas de crema de castañas (podemos servirla con una manga pastelera, si lo preferimos) y otro merengue troceado.

Adornamos con una pequeña montaña de nata, que dibujaremos con una manga pastelera de boquilla estrellada y añadimos  dos marrons glacé troceados.

Por último, decoramos la copa con un poco de sirope o salsa de caramelo y servimos inmediatamente para que los merengues no se reblandezcan.

Una receta muy sencilla para servir de postre a nuestros invitados en cualquiera de las próximas comidas o cenas navideñas.¡Espero que os guste!

Y no quiero despedirme hoy sin agradeceros antes todos los mensajes cariñosos que nos habéis dejado estos días al Chico Pecoso y a mí por nuestra futura paternidad. Mil gracias, de verdad, sois increíbles y nos ha hecho muchísima ilusión leeros.

¡Feliz fin de semana!

Decorando nuestra mesa para Navidad

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El martes ya es Nochebuena y seguro que muchos de vosotros ya habéis pensado cómo decoraréis la mesa para la cena de ese día o para la comida de Navidad. Nosotros hemos hecho un ensayo de cómo vamos a decorar nuestra mesa el día de Navidad para comprobar que no se nos olvida nada. Queríamos una mesa elegante pero sencilla, así que elegimos el color blanco como principal, con algunos elementos dorados (por un año nos hemos olvidado del rojo), y sobre todo, con detalles de aire rústico que le dieran a nuestra mesa un estilo algo distinto a las clásicas mesas de Navidad.

Algunos de los detalles dorados los pintamos nosotros mismos con un spray de este color (lo podéis encontrar en las clásicas tiendas de "todo a cien"), y fueron unos portavelas de cristal de Ikea y unas piñas que recogimos en el monte (aunque también las podéis comprar en tiendas de decoración, como Casa Viva).

Utilizamos las piñas doradas a modo de marcasitios, que colocamos en los platos con un banderín atado con el nombre de cada comensal.

Para hacer los banderines simplemente imprimimos los nombres de los comensales en una cartulina de color crudo y luego los recortamos con esta forma.

Hicimos un agujero en el extremo de cada banderín y los atamos a las piñas con un poco de cordón rústico.


En lugar de bajoplatos utilizamos unos manteles individuales de Ikea hechos de fibra vegetal.

También preparamos un centro de mesa navideño con una vela grande y algunas bolas doradas que compramos en Habitat.

Para dar algo de frescura a la mesa, en lugar de los clásicos centros de flores rojas que solíamos hacer otros años, pusimos un par de botellas de cristal con unos ramilletes de aspecto silvestre, compuestos por paniculata y margaritas mini, que además aguantan muy bien varios días.

Y, por último, colocamos por la mesa varios de los portavelas pintados de dorado con velitas doradas dentro, que compramos en Casa.

Como veis, con sólo un par de detalles, podéis personalizar vuestra mesa de Navidad para darle un estilo menos convencional, aunque igualmente elegante.


También podéis imprimir el menú en el mismo estilo de cartulina que los banderines y ponerlo junto a la copas (nosotros lo estamos terminando todavía).

Espero que estas ideas os hayan inspirado un poco si todavía estáis indecisos con la decoración de vuestra mesa. Es una decoración muy sencilla y rápida de hacer, porque el spray dorado se seca enseguida.

Y me despido deseando que paséis una agradable Nochebuena rodeados de vuestros seres queridos y una muy Feliz Navidad.

P.D.: Por cierto, el otro día finalmente nos confirmaron que el bebé ¡es una niña!

¡Felices fiestas a todos!

Despidiendo 2013

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Hoy es el último domingo del año, por lo que he querido echar la vista atrás y hacer un repaso de todo lo que hemos ido viendo en el blog a lo largo de este 2013 (que, por cierto, ha tenido más recetas dulces que ningún otro año).

Este año hemos tenido, como siempre, muchas tartas, galletas, helados, bombones y otros dulces, pero la receta más especial de todas fue la tarta de frambuesa y mascarpone decorada con rosas, que preparé para la boda de mi hermana y que podéis ver en primer lugar.


Y como ya sabéis que me encantan los desayunos, he dejado aparte la selección de los que he publicado este año en el blog. Me encanta prepararlos y, por supuesto, el momento de disfrutarlos en compañía; aunque no solamente en casa, también me gusta desayunar fuera. Soy de las que prefieren mil veces que la lleven a desayunar por ahí que a cenar. Y unos de los desayunos más divertidos que hemos hecho este año fue el picnic que tomamos en el parque que hay junto a nuestra casa.


Además de dulces y desayunos, el blog ha traído este año un montón de ideas DIY, manualidades para regalar a vuestros seres queridos, para decorar vuestra casa o para organizar en compañía de amigos, como fue el caso de la noche de cócteles que preparamos hace unos meses y que puede ser una buena idea para celebrar en casa esta Nochevieja.


Este año también hemos visitado sitios preciosos. El viaje más bonito de este año fue el que realizamos en verano a Alsacia, un lugar que parece de cuento, rodeado de viñedos y canales, y cuyo símbolo, la cigüeña, nos trajo la noticia más bonita posible.

Las dos fotos de arriba son del viaje a Alsacia y las dos fotos de abajo son de la escapada que hicimos el mes pasado a Madrid y Alcalá de Henares.

Como os decía antes, la noticia más bonita del año y posiblemente de nuestra vida ha sido la de mi embarazo que, si todo va bien, nos traerá a casa una pequeñuela el próximo mes de mayo.

Por todo esto, y a pesar de que 2013 también ha traído algunos momentos muy tristes, nosotros lo recordaremos con mucho cariño y el martes lo despediremos como se merece. Aunque, por supuesto, lo haremos sin alcohol y con menos postres de lo habitual. Esto último, porque el Chico Pecoso dice que si sigo comiendo tantos dulces, la niña nos va a salir garrapiñada.

Espero que vosotros no os cortéis con los dulces y paséis un fin de año fantástico, así como un Feliz Año Nuevo, para el que os deseo sobre todo mucha salud y cariño de todos los que os rodean. 

Y aprovecho este post de final de año para agradeceros todos los mensajes de cariño que recibo cada semana de vosotros, tanto en los comentarios como en los correos que me enviáis. Gracias por estar ahí cada domingo y por molestaros en escribirme. Me hace muchísima ilusión leeros y sois lo que me hace querer seguir publicando cada semana con más ganas. Mil gracias a todos. 

¡Nos vemos en 2014!

Tres looks premamá (para cuando empieza a notarse la tripita)

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Hoy quería enseñaros tres looks que he llevado durante estas Navidades y en los que he adaptado ropa normal a mi nueva silueta de 5 meses de embarazo, con una tripita ya bastante pronunciada. Casualmente en los tres predomina el color negro. Los dos primeros looks (que son también los que más he utilizado) son más informales, y el tercero, más arreglado, es el que escogí para la cena de Nochebuena.


Como en casa estamos en modo ahorro por la llegada del bebé, intento utilizar toda la ropa que ya tengo y que todavía puede valerme, antes de comprarme ropa específicamente premamá y que sólo utilizaré durante unos meses. De momento, sólo me he comprado unos vaqueros premamá de H&M (que, por cierto, son comodísimos y sientan fenomenal) y un par de cosas más; el resto de ropa que utilizo a diario (jerséis, vestidos, blusas, abrigos, etc.) son prendas más anchas que ya tenía y en las que todavía me cabe la barriga.


Look 1: vestido gris

Este vestido gris de algodón lo compré en Springfield a principios de otoño y se ha ido adaptando muy bien al crecimiento de mi barriga. 

El abrigo es de Pepe Jeans y las botas y el cárdigan son de Zara, todo de temporadas anteriores.

Aunque no se aprecia muy bien en la foto, el vestido tiene unas estrellitas doradas en la parte superior y es de manga larga.

El bolso es de Lambuda Valencia.


Look 2: falda + jersey

En este look todas las prendas son también de temporadas anteriores, excepto el jersey, que lo compré este verano en Alsacia y es de Molly Bracken.

La cazadora de piel es de Mango, la falda es de Zara (tiene cintura elástica, que se acopla muy bien a la barriga) y el bolso es de Blanco.

El colgante, uno de mis preferidos, es de Je Suis Coquette.

Y las botas son las mismas que en el look anterior (de Zara).


Look 3: LBD (little black dress)

Para el look de Nochebuena, escogí un vestido negro de Zara que ya tenía y que me resultó perfecto para la barriga por su diseño más holgado en la mitad inferior.

Lo combiné con un abrigo crudo de Benetton y unos zapatos de Balenciaga.

El collar es de Stradivarius.


Estas preciosas medias en degradado (que descubrí gracias a una wish list de Teresa del blog De Lunares y Naranjas) las podéis comprar en Etsy.


Y, para completar el look, este bolso con forma de libro que me encanta y que podéis comprar aquí.

Al ritmo que crece mi barriga sé que llegará un día en el que mi ropa normal no me valga y tenga que comprar más prendas premamá o ropa más ancha, pero de momento, mi ropa de siempre se está adaptando mejor de lo que esperaba.

Por cierto, la baby ya tiene nombre y se llama Miranda. :)

¡Feliz domingo!

Butterscotch pot de crème (crema de toffee)

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Para los que no lo conozcan, el butterscotch es muy similar al toffee y, como podéis ver en Wikipedia, se elabora a base de mantequilla y azúcar moreno para salsas, puddings o cremas, como la receta que os traigo hoy. Es el sabor característico que tienen, por ejemplo, los blondies y que os resultará delicioso si, como yo, sois unos apasionados del sabor a caramelo o toffee.

La receta la he adaptado de aquí y se puede servir en recipientes individuales de horno como los moldes para soufflés o en tazas de porcelana, un material que resiste muy bien el calor del horno porque está fabricado a muy altas temperaturas.

Ingredientes para la crema: 
(Para 6 tazas)

- 5 yemas
- 45 gr. de mantequilla
- 165 gr. de azúcar moreno
- 1 cucharadita de sal
- 1 vaina de vainilla
- 420 ml. de nata para montar

Precalentamos el horno a 160º. Batimos las yemas hasta que estén suaves y las reservamos. 

En un cazo derretimos la mantequilla y añadimos el azúcar moreno y la sal. Sacamos las semillas de la vaina de vainilla y las añadimos también. Cocemos la mezcla a fuego medio hasta que el azúcar se oscurezca un poco y comience a oler a caramelo, unos 5 minutos. Bajamos un poco el fuego y añadimos la nata lentamente mientras batimos. El azúcar se endurecerá un poco, pero seguimos batiendo hasta que se disuelva  del todo y la mezcla empiece a hervir. Retiramos del fuego y atemperamos la mezcla añadiéndola muy poco a poco a las yemas mientras batimos constantemente. 

Pasamos la mezcla por un colador fino y rellenamos nuestras tazas con ella hasta la mitad. Colocamos las tazas en una fuente grande de horno sin que se toquen entre sí y la llenamos con agua hirviendo hasta la mitad. La cubrimos con papel de aluminio y horneamos hasta que se cuaje la crema (se moverá como gelatina al golpear las tazas), unos 45 minutos (aunque dependiendo del tamaño de los moldes o tazas que utilicemos pueden tardar entre 35 y 50 minutos).

Después, retiramos con cuidado la fuente del horno, sacamos las tazas y las reservamos hasta que se enfríen. Mientras tanto, preparamos la salsa de caramelo. 

Ingredientes para la salsa de caramelo:

- 200 gr. de azúcar blanco
- 65 ml. de agua
- 85 gr. de mantequilla
- 120 gr. de nata para montar

En un cazo mezclamos el azúcar con el agua y lo calentamos a fuego medio sin remover hasta que esté oscuro y comience a oler a caramelo, unos 15 minutos.

A continuación, añadimos la mantequilla y removemos hasta que se haya disuelto del todo (con cuidado, porque saltará al añadirla). Después añadimos un poco de nata, removemos y vamos añadiendo el resto de la nata y mezclando hasta que esté totalmente incorporada. Apartamos la mezcla del fuego y reservamos.

Es una salsa riquísima, que tiene la misma textura y sabor que el caramelo de los helados de McDonalds. Os recomiendo que la probéis.

Cuando la crema de toffee se haya enfriado, servimos las tazas a temperatura ambiente con una cucharada de crème fraîche montada (200 gr. de crème fraîche con 2 cucharadas de azúcar) o, si lo preferimos, con un poco de yogur griego. No os recomiendo que utilicéis nata, porque la crema ya es muy dulce y la acidez del yogur o la crème fraîche combinan mucho mejor con ella y aligeran el postre.

Servimos la salsa de caramelo templada por encima de la crème fraîche.

Y decoramos con una pizca de sal Maldon, que le da un contrapunto delicioso a esta crema de toffee.



Os aconsejo que desespuméis la crema antes de meterla en el horno, así saldrán las tazas con la superficie de la crema más lisa, sin burbujitas.

Es una crema deliciosa con un dulce sabor a toffee que, junto con la crème fraîche, la salsa de caramelo y la sal Maldon, forman un postre sencillo y perfecto para esas ocasiones que merecen una presentación especial.

¡Feliz domingo!

Picnic de invierno (chocolate caliente con cookies)

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¿Quién ha dicho que los picnics son sólo para el verano? El invierno también es un buen momento para hacer una merienda-picnic mientras disfrutamos de una preciosa puesta de sol. Y eso es lo que hicimos el Chico Pecoso y yo el pasado domingo junto a la Albufera (uno de los paisajes más bonitos de Valencia), tomando un chocolate caliente acompañado de unas ricas cookies de pistachos, chocolate blanco y cranberries (arándanos rojos).

Para este picnic utilizamos: una manta para el suelo, un farol de Ikea para iluminarnos cuando se pusiera el sol, velas y cerillas para encenderlo, un termo con chocolate caliente, un par de tazas de peltre de Real Fábrica Española, unas ramitas de canela, marshmallows o nubes blancas, servilletas, una lata con cookies caseras y una cesta de picnic para guardarlo todo.

En esta época del año anochece sobre las 6 de la tarde (una hora perfecta para merendar), así que fuimos media hora antes a la Albufera para poder disfrutar tranquilamente de la merienda y de toda la puesta de sol.

Servimos el chocolate caliente (podéis ver aquí la receta) acompañado de marshmallows y una ramita de canela.


Las cookies de pistachos, chocolate blanco y cranberries son una adaptación de esta receta de Martha Stewart y las podéis personalizar con los frutos secos que más os gusten. 

Ingredientes: (para unas 20 cookies)

- 150 gr. de harina
- 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico
- 1/2 cucharadita de sal
- 115 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 100 gr. de azúcar moreno
- 50 gr. de azúcar blanco
- 1 huevo grande
- 1/2 cucharadita de extracto de vainilla
- 125 gr. de chips de chocolate blanco
- 125 gr. de pistachos picados
- 125 gr. de cranberries deshidratados (arándanos rojos)

Precalentamos el horno a 175º. Mezclamos la harina, el bicarbonato y la sal en un bol, y reservamos. Batimos la mantequilla a velocidad media hasta que esté cremosa. Añadimos el azúcar y batimos unos 3 minutos más hasta que la crema esté pálida. A continuación incorporamos la vainilla y los huevos uno a uno, batiendo después de cada adición. Bajamos la velocidad y añadimos la mezcla de harina sólo hasta que se haya mezclado. Finalmente incorporamos los chips de chocolate blanco, los pistachos y los cranberries de manera uniforme. 


Con una cuchara como las de servir helado, vamos colocando cucharadas de masa sobre la bandeja del horno cubierta con papel vegetal, dejando distancia entre ellas. Las aplastamos ligeramente y las horneamos unos 10 ó 15 minutos hasta que estén doradas. Cuando estén listas, las dejaremos enfriar completamente sobre una rejilla antes de comerlas.

Son unas cookies riquísimasy muy rápidas de hacer. Cuando pruebas una, no puedes parar de comer. Os recomiendo que las hagáis con vuestras frutas y frutos secos favoritos, aunque esta combinación de chocolate blanco, pistachos y cranberries está deliciosa; y fue el acompañamiento perfecto para el chocolate caliente con canela.

Aquí en Valencia no estamos teniendo un invierno demasiado frío, así que con un abrigo y unos guantes puedes estar un buen rato a la intemperie sin enfriarte lo más mínimo. Pero si en vuestras ciudades hace más frío, siempre podéis llevaros otra manta con la que taparos las piernas y estar más calentitos durante la puesta de sol.

Algo bueno para comer, unas preciosas vistas y la mejor compañía. Ya veis cómo con sólo un par de cosas podéis disfrutar de un momento especial sin tener que iros lejos.


Ahora que queda menos de un mes para San Valentín, esta merienda de picnic para dos, con la puesta de sol de fondo, puede ser una sencilla pero romántica idea para sorprender a vuestra pareja. 

Nosotros disfrutamos mucho haciendo este tipo de picnics sencillos, rodeados de bonitos paisajes. Y, dentro de unos meses, cuando seamos uno más, esperamos seguir haciéndolos los tres juntos.

¡Feliz domingo!


Ricotta plum cake (bizcocho de ciruelas y ricotta)

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Aunque en España entendamos por plum cake un bizcocho de frutos secos, pasas y frutas confitadas, lo cierto es que en Inglaterra y en los libros de repostería anglosajona que tengo, el plum cake siempre es un bizcocho con ciruelas frescas (lo otro serían fruit cakes). Y yo he escogido para mostraros hoy una variante con ricotta de este clásico postre, porque me encanta la textura que le aporta el queso al bizcocho y la combinación de sabor con las ciruelas.

La receta de este plum cake con ricotta es de aquí. Para hacerlo, yo he utilizado este molde cerámico de Emile Henry de 26 cm. (lo podéis encontrar en My Lovely Food Shop), pero podéis hacerlo en otro tipo de molde, si lo preferís, como uno rectangular de aluminio, por ejemplo.

Ingredientes:

- 250 gr. de queso ricotta (totalmente escurrido). Si no encontráis, podéis sustituirlo por requesón.
- 150 gr. de mantequilla blandita
- 150 gr. de azúcar
- 200 gr. de harina con levadura (bizcochona)
- 3 huevos
- 1 cucharada de leche
- 1 cucharadita de esencia vainilla
- 1/2 cucharadita de ralladura de limón
- 10-12 ciruelas

Batimos la mantequilla, la vainilla, la ralladura de limón y el azúcar durante 8-10 minutos hasta que esté cremosa. Añadimos los huevos, uno a uno. Después incorporamos la harina, la ricotta y la leche. La mezcla resultante es espesa pero se puede extender con facilidad.

Lavamos bien las ciruelas y, sin pelarlas, les quitamos los huesos y cortamos la mitad en gajos y el resto por la mitad.

1. Engrasamos y enharinamos nuestro molde, y extendemos sobre él la mitad de la mezcla para el bizcocho. 
2. Luego colocamos las ciruelas en gajos y las espolvoreamos con un poco de azúcar moreno. 
3. Las cubrimos con el resto de la mezcla. 
4. Colocamos encima las ciruelas cortadas por la mitad y, si queremos, volvemos a espolvorear con azúcar moreno (yo aquí no le puse). Y, si lo preferimos, podemos poner las ciruelas de esta capa también en gajos, en lugar de cortadas por la mitad.

Horneamos a 180º durante unos 40-50 minutos y comprobamos que el bizcocho está completamente hecho por dentro pinchando con un palillo. Lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar del todo antes de servirlo.

Para servirlo, espolvoreamos la superficie del bizcocho con un poco de azúcar glas.

Este plum cake es muy tierno y jugoso gracias a la ricotta, que le aporta humedad al bizcocho. Además, su sabor combina perfectamente con la suavidad y dulzura de las ciruelas.

A mí me encantan las tartas y bizcochos con frutas. Son perfectos para merendar acompañados de un té, un café o un chocolate caliente.


Tanto si habéis probado alguna vez un plum cake como si no, os recomiendo que probéis a hacer esta receta con ricotta, porque os encantará su sabor y su textura. Además, es muy sencillo de hacer y os prometo que no llena nada. ¡Que lo disfrutéis!

¡Feliz domingo!

DIY: Letra con bombillas

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Hoy quería enseñaros el primer DIY que hemos hecho para la pequeña Miranda, una letra iluminada con bombillas con su inicial, al estilo de las antiguas marquesinas. Todavía nos quedan tres meses para conocerla (la semana que viene entraré en el tercer trimestre del embarazo), pero estamos tan ilusionados que ya hemos empezado a preparar algunas cosas para su habitación, como esta letra con bombillas o la lámina ABC con su nombre que veis al lado.

En cuanto vi en Internet este tipo de letras con bombillas, supe que necesitaba una. Me parecen chulísimas. Lo malo es que estas letras suelen ser muy grandes y bastante caras. Así que cuando vi este sencillo DIY en el blog Sugar and Cloth a partir de una letra de cartón, pensé que podríamos hacerla nosotros mismos desde cero del tamaño y forma que quisiéramos.

Lo primero que hicimos fue diseñar en el ordenador cómo queríamos que fuera la letra, su forma, tamaño y posición de las bombillas. Decidimos que tuviera 40 cm. de alto (para que no fuera demasiado grande) y la dibujamos sobre Forex (un PVC con el que ya hicimos los arbolitos navideños del año pasado y la plantilla para las galletas con forma de hoja). Este material lo podéis encontrar en papelerías técnicas y tiendas de maquetas.

Una vez dibujadas todas las piezas, empezamos cortando con un cúter los agujeros donde irán colocadas las bombillas. Después cortamos el resto de piezas y las empezamos a montar.

Para ello, utilizamos un disolvente (que compramos en la misma tienda que el Forex) cuya función es soldar las dos piezas que estás uniendo. Se coloca una sobre otra y, con un pincel, se distribuye el disolvente a lo largo de las aristas (por ambos lados) de estas piezas.

Cuando la letra está completamente montada y se haya secado el disolvente, ya podemos lijar todas las uniones para redondear las aristas y eliminar las juntas.

Después de esto, pintamos la letra del color que queramos para unificar las piezas y mejorar el acabado.


Para las bombillas, nosotros compramos esta guirnalda de LED en color blanco, que trae 20 bombillas con carcasas de plástico desmontables.

Enroscamos las carcasas de plástico en los agujeros de la letra.

Y, a continuación, enroscamos las bombillas por el otro lado. A nosotros nos sobraba una bombilla, así que la escondimos detrás (podéis verla en la parte izquierda de la letra) y la sujetamos con un poco de celo.

Nosotros, en principio, hemos dejado la letra abierta por detrás, aunque fácilmente se le podría poner una tapa, si quisiéramos, dejando un pequeño agujero para el paso del cable que irá enchufado a la corriente.

Aunque os pueda parecer complicada de hacer, os aseguro que es muy sencilla y no se tarda apenas tiempo. Nosotros, una vez diseñada la letra en el ordenador, la hicimos en una tarde.


El Forex es un material muy cómodo para trabajar y que, después de lijar y pintar las juntas, tiene un acabado muy bonito.

Las bombillas, al ser una guirnalda, tienen una intensidad bastante suave y dan un ambiente muy cálido a la habitación.

Además, como son luces de LED con carcasas y no bombillas incandescentes clásicas, se pueden tocar sin miedo a las quemaduras.

Con esta letra de bombillas con su inicial, ya tenemos la primera decoración para la habitación de Miranda. En los tres meses que quedan para su llegada, esperamos poder ir preparando el resto de cosas que nos quedan.

¡Feliz domingo!

Mini cherry pies para San Valentín (mini tartas de cereza)

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La tarta de cereza o cherry pie es un clásico de la repostería norteamericana y no me extraña en absoluto, porque esta fruta resulta aún más deliciosa una vez cocinada. Por eso, he elegido este postre en versión mini como idea de detalle dulce para San Valentín, que se celebra el próximo viernes, y también en forma de kit para regalar a nuestra pareja como almuerzo o merienda para llevar.

Para la masa he utilizado la receta de pasta brisa de Martha Stewart (igual que en la tarta de moras al estilo de la campiña inglesa y la tarta de fresas y ruibarbo).

Ingredientes para la pasta brisa: (para 12 mini tartas)

- 510 gr. de harina
- 1 cucharadita de sal
- 1 cucharada de azúcar
- 340 gr. de mantequilla fría
- 120 ml. de agua fría

Mezclamos la harina, la sal y el azúcar. Añadimos la mantequilla cortada en cubos y mezclamos bien con un tenedor o la batidora hasta formar migas grandes. Añadimos 60 ml. de agua fría y amasamos. Si la masa todavía está seca, añadimos el resto. Si la masa ya está elástica, formamos dos bolas, las envolvemos en papel film y las refrigeramos durante al menos una hora

Pasado ese tiempo, las sacamos de la nevera, esperamos a que se atemperen y estiramos la mitad de la masa con un rodillo (siempre sobre una superficie enharinada). Cortamos círculos de masa y los colocamos dentro de una bandeja para muffins (no es necesario engrasarla). Con la otra mitad hacemos las coberturas de las tartas. En este caso, yo hice algunas con enrejado y otras, con un agujero central en forma de corazón.


Para el relleno, en lugar de poner las cerezas crudas con el azúcar, como en otras tartas de fruta, cocinaremos previamente las cerezas.

Ingredientes para el relleno:

- 900 gr. de cerezas
- 200 gr. de azúcar
- 2 cucharadas de zumo de limón
- 1 cucharada de harina de maíz
- 2 cucharadas de agua fría

Lavamos las cerezas, las cortamos en cuartos y las deshuesamos. Las ponemos en un cazo grande a fuego medio junto con el azúcar y el zumo de limón, y las dejamos cocer durante 15 minutos. Pasado este tiempo, mezclamos la harina de maíz con el agua fría. Añadimos esta mezcla a las cerezas, removemos bien y retiramos del fuego. Notaremos que la mezcla espesa un poco. La dejamos enfriar a temperatura ambiente y luego la refrigeramos hasta el momento de utilizar. (Esto podemos hacerlo antes que la pasta brisa).

Una vez tengamos preparadas las bases para nuestras tartas en la bandeja de muffins, las rellenamos con las cerezas previamente cocinadas y las tapamos con las coberturas de masa que hayamos preparado. 

El enrejado los podéis hacer directamente sobre las mini tartas o, como yo, hacerlo sobre la tabla de amasado, cortarlo con un cortador redondo de galletas y luego colocarlo sobre las tartas. De esta manera quedará más perfecto.

Pintamos la superficie de las tartas con yema de huevo y las horneamos a 190º durante 30 minutos o hasta que la masa esté dorada. Pasado ese tiempo, las sacamos del horno y las dejamos enfriar dentro de la bandeja antes de desmoldarlas. Es mejor dejarlas reposar un par de horas antes de comerlas.

Lo habitual en estas tartas es acompañarlas con un poco de helado o nata montada. A mí me gusta también servirlas con yogur griego, que contrasta un poco con el sabor dulce de la tarta.

Este tipo de tartas de frutas se pueden conservar un par de días a temperatura ambiente correctamente tapadas o, hasta cinco días en la nevera cubiertas con papel film. También se pueden congelar y aguantan perfectamente varios meses.

A mí me encantan estas tartas clásicas de estilo campestre y acabado imperfecto, sobre todo las que están decoradas con enrejados, porque me recuerdan a las películas y dibujos que veía de pequeña.

Las cerezas en este tipo de tartas están deliciosas, porque al cocinarlas junto con el azúcar cogen un dulzor similar a la mermelada pero conservando todo el sabor original de la fruta. Están riquísimas.

Además, el formato de estas tartas, a diferencia de las que llevan cremas, permite transportarlas fácilmente sin miedo a que se estropeen por el camino. Y eso las hace ideales para este tipo de kit de almuerzo o merienda para regalar a nuestra pareja por San Valentín.

En el kit puse un par de mini cherry pies y, para decorar, dos azucarillos caseros en forma de corazón, que hice gracias a la explicación de Patri en su fantástico blog Lilaygris, y a los que añadí un par de gotas de colorante rojo.

Acompañados por un set de cubiertos de madera, para poder comer más cómodamente las mini tartas, y una servilleta de papel.

Y, por supuesto, un mensaje de amor dentro de la cajita, como no puede faltar cada año por San Valentín.

Para completar el kit de mini cherry pies, puse una botellita con zumo de arándanos rojos decorada, al igual que la cajita de Selfpackaging, con un corazón de madera.



Un detalle sencillo para sorprender a nuestra pareja el día de San Valentín con algo dulce y preparado por nosotros con mucho amor.

¡Feliz domingo y feliz San Valentín!


Cuatro sencillos batidos de frutas naturales

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Todos sabemos que las frutas y verduras nos aportan vitaminas y minerales fundamentales para nuestra salud, y debemos tomarlas diariamente porque algunas de ellas, como la B y C, no se almacenan en el organismo. Esto se vuelve todavía más importante durante el embarazo, donde debemos añadir además un aporte de calcio extra a nuestra dieta. Para ello, son muy cómodos los batidos, como los que os muestro hoy, hechos a base de frutas, leche e incluso yogur. Sanos, ricos y fáciles de tomar.

Este tipo de batidos los podéis elaborar con las frutas que más os gusten o incluso sustituir los lácteos, si no los necesitáis, por zumos naturales o hielo picado, para convertirlos en refrescantes smoothies. A continuación os muestro cuáles son mis frutas preferidas para batidos y con qué otros ingredientes me gusta combinarlas.

1. Batido de fresas y plátano


- 1 plátano
- 5 fresas
- 2 cucharadas de avena
- 1 cucharada de azúcar o miel
- 175 ml. de leche

Este batido de fresas y plátano me encanta porque es una de las combinaciones de frutas que me preparaba mi madre cuando era pequeña y desde entonces lo tomo siempre que puedo. Ahora que estoy embarazada, le añado también un par de cucharadas de avena que, además de darle un sabor riquísimo, nos aporta, entre otras cosas, fibra, vitamina B y hierro, esto último muy importante para evitar la anemia. También le añado algunas veces coco rallado, aunque le quita un poco de protagonismo al resto de frutas.

2. Batido de frutos rojos y remolacha


- 150 gr. de frutos rojos frescos o congelados
- 50 gr. de remolacha cocida
- 1 yogur griego
- 3 cucharadas de azúcar o miel
- 100 ml. de leche

Las frutas del bosque son una gran fuente de antioxidantes y las podemos tomar tanto frescas como congeladas. Estas últimas conservan también sus vitaminas y minerales, y son más económicas y fáciles de conseguir. La remolacha, por su parte, es muy rica en hierro y ácido fólico, dos elementos fundamentales durante el embarazo. 

Tanto éste como el resto de batidos podemos endulzarlos a nuestro gusto; yo he puesto en los ingredientes la cantidad que suelo utilizar en cada uno. Algunas veces utilizo azúcar, otras miel y también una combinación de ambas. Si no podéis tomar azúcar, podéis sustituirla por lo que os haya recomendado vuestro médico.

3. Batido de kiwi, aguacate y pepino


- 1 kiwi
- 1 aguacate
- 1/2 pepino
- 2 cucharadas de azúcar o miel
- 2 cucharadas de zumo de lima
- 175 ml. de leche

Este batido de color verde, además de delicioso, es rico sobre todo en ácido fólico, fibra y vitamina C. Además, esta vitamina favorece la rápida absorción del hierro contenido en otros alimentos (entre ellos el pepino). 

4. Batido de mango y zanahoria


- 1 mango
- 2 zanahorias medianas
- 1 yogur griego
- 1 cucharada de azúcar o miel
- 1/2 cucharada de canela
- 100 ml. de leche

Me encanta el mango y este batido conserva todo su sabor, con la dulzura añadida de la zanahoria y el toque especiado de la canela. Sus ingredientes nos aportan, sobre todo, vitaminas A y C, yodo y hierro.

La cantidad de leche, tanto en este batido como en los anteriores, dependerá de lo espeso que lo queramos tomar. Yo he puesto la cantidad aproximada que suelo utilizar, pero lo mejor es ir echando leche poco a poco hasta conseguir la densidad deseada.

Como veis, son unos batidos muy fáciles que podemos preparar rápidamente para desayunar o merendar, y que nos aportan un montón de vitaminas y minerales, entre ellos calcio, tan importante en algunos periodos de la vida como el embarazo o la lactancia.

Aprovecho para contaros que el embarazo va muy bien. Ya estoy de 29 semanas, Miranda pesa más de un kilo y no para de pegar patadas. 

¡Feliz domingo!


Cómo hacer la cookie perfecta: la ciencia detrás de la repostería

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Hace un par de meses leí el artículo "The science of the best chocolate chip cookies" en la página Serious Eats. Está escrito por J. Kenji López-Alt en su sección "The Food Lab" y explica de una manera extremadamente detallada todo lo que hay detrás del proceso de creación de una cookie. Me pareció tan interesante que creí necesario compartirlo con todos vosotros y hacer un poco de divulgación científica relacionada con la cocina. Así que he traducido y resumido (aunque no lo parezca) su extenso artículo (si sabéis inglés, os recomiendo que lo leáis entero), con los hechos que Kenji fue descubriendo en el proceso y las fotos que él mismo hizo de las diferentes cookies.

Su autor explica al principio del artículo que quería descubrir cómo hacer la cookie perfecta, una cookie que tuviera los bordes crujientes y caramelizados, con un centro más blando y húmedo que se doblara como el caramelo al morderlo, con el rico sabor de la mantequilla y grandes trozos de chocolate derretido. Una cookie con delicioso aroma a toffee, superficie agrietada y rugosa, y el difícil equilibrio entre dulce y salado. Para ello estuvo varios meses haciendo pruebas con todos los ingredientes (mantequilla, azúcar, vainilla, huevos, sal, harina, bicarbonato sódico y levadura en polvo) y, después de hornear 1536 cookies, dio con su receta perfecta de las cookies con chips de chocolate.

Lo primero que debemos saber, y que el autor nos explica paso a paso, es lo que ocurre cuando horneas una cookie:
  • La masa se esparce: A medida que la mantequilla se caliente, se ablanda. La masa de la cookie empieza a hacerse más líquida y gradualmente se extiende.
  • Los bordes se endurecen: Como la cookie se extiende, los bordes se vuelven más finos. Esto, unido al hecho de que están completamente expuestos al calor del horno y alcanzando zonas más calientes de la bandeja, hace que se empiecen a endurecer mucho antes que el centro de la cookie.
  • La cookie crece: A medida que la mantequilla se derrite y la estructura de la cookie se ablanda, se libera agua, que a su vez disuelve el bicarbonato sódico. Este bicarbonato es el que permite la reacción con los componentes ácidos del azúcar moreno, creando gases que permiten a la cookie levarse y desarrollar una estructura interior más porosa.
  • Las proteínas y almidones del huevo se fijan: Una vez que se calientan lo suficiente, las proteínas y los almidones hidratados del huevo comienzan a fijar su estructura, dando como resultado la forma y tamaño de la cookie terminada.
  • El azúcar se carameliza: En sus zonas más calientes (los bordes y la parte inferior de la cookie en contacto con la bandeja del horno) los gránulos de azúcar se funden, volviéndose líquidos antes de empezar a caramelizarse y dorarse, produciendo ricos y dulces sabores.
  • Sucede la reacción Maillard: Las proteínas de la harina y los huevos se doran junto con el azúcar en un proceso llamado la reacción Maillard (la misma reacción responsable de dar a la hamburguesa o a la corteza de pan su color marrón. Esto produce sabores tostados, salados y como a frutos secos.
  • La cookie se enfría: Una vez la sacamos del horno, el proceso aún no ha terminado. Ahora es cuando el azúcar líquido se endurece y le da a la cookie una textura de caramelo crujiente en los bordes. Mientras tanto, el aire del interior se enfría, lo que provoca que la cookie se desinfle ligeramente, aunque cuando esté totalmente cocida, la estructura creada por los huevos y la harina ayudará a retener parte de su aumento.
Kenji puso a prueba cada uno de estos ingredientes básicos, y sus diferentes combinaciones, para determinar cómo afectan al resultado final.

HECHO Nº 1: MÁS MANTEQUILLA = COOKIE MÁS EXTENDIDA Y MÁS TIERNA
Cuando la harina se mezcla con agua (como por ejemplo, el agua contenida en los huevos) se desarrolla el gluten, una red fuerte y elástica de proteínas interconectadas que se fija en el horneado. El gluten no puede formarse en la grasa, por lo que la mantequilla inhibirá su formación, dando un resultado más tierno.

HECHO Nº 2: LA MANTEQUILLA DA EL MEJOR SABOR
Si sustituimos la mantequilla por manteca vegetal, manteca de cerdo, margarina o aceite obtendremos un sabor inferior. La mantequilla es en un 80-83% grasa, 15% agua y 3-5% proteína de la leche, y son estas proteínas las que al cocinarse la mantequilla le añaden ese sabor final a las cookies a toffee y frutos secos.

HECHO Nº 3: MANTEQUILLA DERRETIDA = COOKIES MÁS DENSAS, MANTEQUILLA EN CREMA = COOKIES MÁS ABIZCOCHADAS
Normalmente se bate primero la mantequilla cremosa con el azúcar hasta obtener una mezcla ligera y esponjosa. Durante este proceso, se incorpora un poco de aire y una parte del azúcar se disuelve en la parte de agua que contiene la mantequilla. Este aire a su vez ayuda a las cookies a levarse durante el horneado. Derretir la mantequilla antes de mezclarla con el azúcar y los huevos da como resultado unas cookies más densas.






HECHO Nº 4: AZÚCAR MENOS DISUELTO = MENOS SABOR A CARAMELO
Si tostamos primero la mantequilla, derritiéndola al fuego lo suficiente para conseguir un sabor a toffee y frutos secos más intenso, el agua contenida en ella se evapora y no añade humedad a la masa de las cookies. Sin agua, el azúcar mezclado con la mantequilla no puede disolverse (las moléculas del azúcar son altamente hidrófilas y se disuelven fácilmente en agua, pero no en grasa), lo que hace más complicado que se fundan juntas durante el horneado de las cookies y se pierda parte de ese sabor caramelizado que estábamos buscando.

HECHO Nº 5: MANTEQUILLA EN CREMA = COOKIES MÁS LIGERAS Y FIRMES, MANTEQUILLA TOSTADA = COOKIES MÁS DENSAS Y BLANDAS

Con menos agua también tenemos un menor desarrollo de gluten, por lo que una cookie hecha con mantequilla tostada es más suave y más tierna que una hecha con mantequilla en crema o simplemente derretida. 
Pero, ¿cómo obtener el beneficio del intenso sabor de la mantequilla tostada, permitiendo a su vez que el azúcar se disuelva y caramelice apropiadamente? La respuesta está en los huevos.


HECHO Nº 6: CLARAS DE HUEVO EXTRA = COOKIES MÁS ALTAS, YEMAS DE HUEVO EXTRA = COOKIES MÁS FUNDIDAS
La clara de huevo contiene una buena cantidad de agua y proteínas. La yema, por su parte, también aporta humedad y proteínas, pero sobre todo, aporta grasa. A mayor proporción de claras, más crecerán las cookies durante el horneado, por la cantidad de burbujas de aire o vapor de agua que se crearán en su interior. Sin embargo, una mayor proporción de yemas dará como resultado unas cookies más densas, tiernas y fundidas.
Por este motivo, después de varios intentos, Kenji comprobó que la mejor proporción de claras y yemas era 1-1, es decir, huevos enteros. Por lo que tuvo que pensar otra forma para disolver el azúcar, conservando la mantequilla tostada.


HECHO Nº 7: DEMASIADO AZÚCAR DISUELTO = TEXTURA UNIFORME Y MENOS AGRIETADA
Su siguiente intento fue batir los huevos junto con el azúcar y luego añadir la mantequilla tostada, pero al estar todavía caliente, los huevos se cocinaron y la mezcla se estropeó. Así que en el siguiente intento, dejó enfriar del todo la mantequilla tostada antes de añadirla. El resultado fue mejor, pero las cookies quedaron con una textura muy uniforme y una superficie relativamente suave, en lugar de rugosa y con grietas como antes.

HECHO Nº 8: CUANTO MÁS CALIENTE ESTÉ LA MANTEQUILLA, MÁS DENSA SERÁ LA COOKIE
Entonces se le ocurrió batir la mitad del azúcar con los huevos hasta disolverlo por completo y luego añadir el resto junto con la mantequilla tostada. La temperatura a la que está la mantequilla cuando la mezclamos con los huevos también afecta al resultado. Cuando más fría está, más viscosa se vuelve y más fácil le resulta atrapar el aire. Al dejar enfriar la mantequilla tostada prácticamente hasta la temperatura ambiente, conseguimos que sea lo suficientemente firme como para batirla en la mezcla de huevos y azúcar sin desinflarse. 
En el proceso, Kenji aprendió que si añadía un cubito de hielo a mantequilla tostada, conseguía que se enfriara antes y recuperar a su vez la humedad perdida.

HECHO Nº 9: AZÚCAR BLANCO = COOKIE DELGADA Y CRUJIENTE, AZÚCAR MORENO = COOKIE GRUESA Y HÚMEDA
El azúcar moreno tiene un pH ligeramente más ácido que el azúcar blanco y sus moléculas sueltas de glucosa y fructosa (a diferencia del azúcar blanco que sólo las tiene unidas en forma de sacarosa) son más higroscópicas (retienen mejor la humedad). El bicarbonato sódico de la receta es una base y necesita algún ácido para reaccionar y formar burbujas que leven las cookies. Por eso, el azúcar moreno al ser ligeramente ácido da como resultado unas cookies más altas y abizcochadas. Y, sin embargo, las cookies hechas solamente con azúcar blanco, son más finas y crujientes.

Una mezcla los dos azúcares consigue un resultado equilibrado en nuestras cookies. Pero el azúcar moreno tiene otra ventaja sobre el blanco: se carameliza más fácilmente, dando lugar a un sabor más intenso. Así que Kenji decidió mezclar primero el azúcar blanco con los huevos para disolverlo completamente y facilitar su caramelización, y añadir más tarde el azúcar moreno, junto con la mantequilla tostada.

HECHO Nº 10: SIROPE DE MAÍZ = COOKIES SUAVES, MÁS EXTENDIDAS, OSCURAS Y FLEXIBLES
Y si lo que queremos es una cookie totalmente blandita y "masticable", de textura uniforme y color más oscuro, simplemente tendremos que reemplazar una parte del azúcar blanco por sirope de maíz, que es mucho más higroscópico.





HECHO Nº 11: BICARBONATO SÓDICO = COOKIE RUGOSA Y TOSCA, LEVADURA EN POLVO = COOKIE ABIZCOCHADA Y SUAVE 
El bicarbonato sódico es un polvo alcalino (una base) y cuando lo disolvemos y lo mezclamos con un ácido reacciona rápidamente dividiéndose en sodio, agua y dióxido de carbono. Y la levadura en polvo es bicarbonato sódico mezclado con polvos ácidos, por lo que en estado seco es totalmente inerte, pero al mezclarla con un líquido se disuelve formando burbujas de dióxido de carbono. La mayoría tienen una doble actuación, la primera inmediatamente al mezclarse con agua y la segunda más tarde con el calor del horneado. Esto hace que las cookies con levadura en polvo sean más abizcochadas y con una superficie más suave y uniforme, mientras que las que llevan bicarbonato son más densas y rugosas, con una superficie agrietada.

HECHO Nº 12: MÁS HARINA DE PAN (HARINA DE FUERZA) = COOKIES MÁS "MASTICABLES", MÁS HARINA DE REPOSTERÍA = COOKIES MÁS BLANDAS Y SUAVES
La principal diferencia entre los distintos tipos de harina es la cantidad de proteínas. La harina de repostería contiene menos proteínas, lo que produce menos formación de gluten. Esto hace que las cookies con esta harina sean más blandas y suaves, mientras que las que llevan harina de fuerza dan como resultado unas cookies mucho más "masticables" o correosas. En algunos lugares utilizan una mezcla de ambas para obtener el equilibrio perfecto, pero usando simplemente harina normal también obtendremos el resultado deseado.

HECHO Nº 13: MENOS HARINA = COOKIES MÁS FINAS Y CRUJIENTES, MÁS HARINA = COOKIES MÁS DENSAS
La harina proporciona la mayor parte de la estructura de una cookie, por lo que la cantidad utilizada definirá su textura. Poca harina dará como resultado unas cookies finas y crujientes, y con mucha harina conseguiremos unas cookies densas y más pastosas. Lo mejor es un equilibrio entre ambas texturas.

HECHO Nº 14: MENOS AMASADO = COOKIES MÁS RUGOSAS Y MEJOR TEXTURA 
Si trabajamos demasiado la masa al mezclar la harina con los huevos, la mantequilla y demás, se crea una red de gluten más fuerte y unas galletas más duras de textura uniforme. Es mejor mezclar la harina sólo hasta que se haya incorporado al resto de los ingredientes, sin amasar demasiado.





HECHO Nº 15: CHOCOLATE CORTADO A MANO = SABOR MÁS INTENSO Y TEXTURA INTERESANTE
La forma en que incorporamos el chocolate también afecta a la textura de la cookie. Los chips de chocolate producen unas cookies más regulares con pequeños trocitos de chocolate derretido. Los trozos grandes de chocolate producen unas cookies con capas divididas, más hojaldradas y con grandes secciones de chocolate derretido. Sin embargo, un chocolate picado a mano produce el contraste de las pequeñas virutas de chocolate que se dispersan por toda la masa alterando su textura y dando un rico sabor a toda la cookie y mantiene también los trozos grandes de chocolate fundido en su interior.





HECHO Nº 16: MEZCLAR EL CHOCOLATE EN LA MASA CALIENTE, ALTERA SU DISPERSIÓN
Si la masa está demasiado caliente, el chocolate se derretirá extendiéndose por toda la masa, y si está demasiado fría, los trozos de chocolate no alterarán la masa de las cookies. Lo mejor es mezclarlo cuando la masa esté a una temperatura aproximada de 26 grados. Esto hace que las pequeñas virutas se derritan en la masa y formen pequeños remolinos, pero que los trozos grandes permanezcan intactos.

(Aunque el autor comenta que, en la elaboración final de la receta, ha dejado este hecho al margen para no parecer un neurótico total).

HECHO Nº 17: LAS COOKIES NECESITAN MÁS SAL DE LA QUE CREES
La sal es esencial para equilibrar el sabor de los azúcares caramelizados. Incluso añadiendo sal común a la mezcla de las cookies, es recomendable añadir una pizca de sal marina gruesa sobre ellas nada más salir del horno, y presionar suavemente con los dedos sobre la superficie para encontrar pequeños trocitos en cada bocado.




HECHO Nº 18: LA VAINILLA BARATA ES INDISTINGUIBLE DE LA CARA
Una buena cantidad de vainilla también es necesaria en la elaboración de las cookies, aunque se puede utilizar incluso una imitación del aroma de vainilla, ya que no notaremos ninguna diferencia en la prueba de sabor final.

HECHO Nº 19: HORNO MÁS FRÍO = COOKIES MÁS EXTENDIDAS, HORNO MÁS CALIENTE = COOKIES MÁS COMPACTAS
Kenji probó a hornear las cookies a diferentes temperaturas que iban desde los 120º C a los 230º C, y descubrió que cuando el horno tenía una temperatura más baja, la masa se esparcía más, formándose unas cookies más planas y amplias, con una textura más uniforme entre el centro y los bordes. Por el contrario, las cookies hornadas a temperaturas más altas se esparcían mucho menos y tenían diferente textura en el centro que en los bordes. Incluso con sólo 10º C de diferencia, había diferencias en las cookies resultantes.




HECHO Nº 20: MASA MÁS CALIENTE = COOKIES MÁS EXTENDIDAS, MASA MÁS FRÍA = COOKIES MÁS COMPACTAS
Además de la temperatura del horno, la temperatura a la que se encuentre la masa antes de hornear también influye en el resultado final. Las cookies horneadas directamente de la nevera son un poco más compactas, mientras que las cookies hechas con la masa a una temperatura ambiente de unos 26 grados se esparcirán más. Jugando con esto se puede conseguir una gran variedad de texturas y contrastes.

La receta de Kenji está pensada para hornear las cookies con la masa recién sacada de la nevera (a unos 4º C) con el horno a una temperatura aproximada de 160º-165º C.

HECHO Nº 21: DEJAR REPOSAR LA MASA DURANTE TODA LA NOCHE, PRODUCE UN MEJOR SABOR
Y, por último, unos de los hechos más importantes: la forma más sencilla de mejorar el sabor de nuestras cookies es dejando reposar la masa durante toda la noche. Esto potenciará el sabor a toffee de las cookies que, si las horneamos nada más preparar la masa, apenas notaremos. Esto sucede porque durante el tiempo de reposo las proteínas y almidones de la harina se descomponen y se vuelven a reorganizar.

Y así obtendremos las que para Kenji son las mejores cookies con chips de chocolate (podéis leer su receta aquí), con un delicioso e intenso sabor a toffee, unos bordes crujientes, un centro blando y masticable, una estructura irregular con la superficie agrietada y una mezcla del chocolate esparcido por toda la galleta con finos hilos y grandes trozos derretidos, todo con un buen equilibrio entre dulce y salado.

Por supuesto, ésta es su definición de cómo deben ser unas cookies, pero a cada uno de vosotros os pueden gustar de una manera: más crujientes, más esponjosas, más uniformes, más agrietadas... Con todas estas indicaciones ya sabéis cómo adaptar su receta a vuestros gustos.

Kenji dice que no son las galletas más sencillas del mundo, pero que el tiempo y esfuerzo extra que conllevan, valen la pena. Yo, desde luego, estoy deseando probarlas.

Si os gustan este tipo de artículos, os recomiendo dos de mis blogs favoritos en español sobre divulgación científica relacionada con los alimentos: Scentia y Gominolas de petróleo.

¡Feliz domingo!


Tomando el té en casa: cómo preparar un auténtico "afternoon tea"

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Como ya sabréis, tomar el té es una de las costumbres británicas que más me gustan y que más disfruto en mis viajes allí, como os mostré en el post de tomar el té en Londres, en el de la campiña inglesa o incluso en nuestra escapada a Madrid. Sin embargo, aunque algunas veces he preparado scones para merendar o este tipo de sandwiches para alguna fiesta, nunca había preparado un "afternoon tea" en casa. Así que ayer invitamos a mis padres, que también son unos amantes del té y la repostería británica, a disfrutar de esta tradición como si estuvieran en el mismo Londres (o eso intentamos).

Preparar un "afternoon tea" en casa es más fácil de lo que parece. Si queremos ser fieles a esta tradición británica, no pueden faltar en la mesa los scones, los sandwiches, algunos dulces, mermeladas, lemon curd, clotted cream y, por supuesto, tés.

Nosotros lo hicimos todo en casa, pero si no tenéis tiempo o ganas para tantas cosas, siempre podéis comprar algunas de ellas ya preparadas.

Para los sandwiches hicimos varias recetas del libro "Tea at Fortnum & Mason" (del que ya os hablé aquí), pero algunas de ellas las variamos un poco a nuestro gusto. Concretamente preparamos cuatro tipos de sandwiches: pepino con queso crema y eneldo, huevo duro con mayonesa de mostaza y canónigos, salmón ahumado con queso crema y cebollino, y pollo con mostaza y rúcula. Algunos con pan integral y otros con pan blanco.

Para los scones utilicé la receta del famoso Hotel Savoy de Londres, que ya os enseñé hace algunos años aquí. Es muy fácil y rapidísima de hacer. Y el resultado es riquísimo, con el mismo sabor y textura de los scones que he probado en Inglaterra.

En el tercer piso de las bandejas del "afternoon tea" suele haber pequeños dulces, minitartaletas, merengues, macarons, etc. Pero, como tampoco queríamos complicarnos mucho elaborando todo un surtido de minidulces, se nos ocurrió hacer estas fresas al estilo Godiva cubiertas con chocolate, aprovechando que estamos en temporada. Fáciles y deliciosas.

Para acompañar los scones no puede faltar la clotted cream, una crema típica inglesa a medio camino entre la nata y la mantequilla, que os recomiendo que probéis si aún no lo habéis hecho. Nosotros servimos una clotted cream de la marca Cottage Delight que compramos hace unos meses en Living in London (C/ Santa Engracia, 4. Madrid). 

Intenté hacer clotted cream casera con esta receta al modo tradicional (no esas recetas que mezclan mascarpone para lograr una especie de sucedáneo), pero no me salió bien. Puede que la nata no tuviera suficiente grasa (utilicé una con un 35.1%, que fue lo más alto que pude encontrar) o que las 12 horas que estuvo en el horno no fueran suficientes. El caso es que la nata no llegó a espesar lo suficiente como para convertirse en clotted cream.

La mantequillera donde servimos la clotted cream es de mi madre, pero podéis encontrar algunas similares en Zara Home. Allí es donde compré el cuchillo de mantequilla que veis en la foto.

También servimos lemon curd (podéis ver aquí la receta) y algunas mermeladas para acompañar los scones: mermelada de naranja con whisky de malta, mermelada de cerezas morello (compradas en Olivia Soaps) y mermelada de fresas de temporada.

El cartel de "Time for tea" que veis en la foto lo compré hace tiempo en Mr. Wonderful Shop.


También aprovechamos la ocasión para estrenar la deliciosa vela de Olivia"Afternoon tea", que huele de maravilla.

Aparte de los sandwiches, scones y fresas, preparamos un bundt cake de limón y semillas de amapola, porque su sabor es perfecto para acompañar el té y además es uno de mis bizcochos favoritos.

Por supuesto, pusimos una gran variedad de tés para elegir: earl grey de distintos tipos, darjeeling, assam, lady grey, prince of wales, english breakfast, ceylon... y también leche y rodajas de limón para acompañarlos según los gustos.

Tanto la tetera como las tazas y los servilleteros de encaje son de Zara Home. La tetera todavía está disponible y de lo demás podéis encontrar modelos similares.

Hacía tiempo que no preparaba scones y he disfrutado muchísimo tomándolos para acompañar el té. Me han traído unos buenísimos recuerdos de nuestro viaje a la campiña inglesa, donde estoy deseando volver.



Ya habéis visto que no es tan difícil disfrutar de un "afternoon tea" al más puro estilo británico en nuestra propia casa. Además, esto lo hemos hecho para cuatro personas, pero aumentando las cantidades de cada cosa podemos preparar una divertida "tea party"con nuestros amigos o familiares. Yo me muero por tener un jardín para celebrar una igual que la de "Alicia en el País de las Maravillas".

¡Feliz domingo!


Honeycomb candy (caramelo de miel con forma de panal)

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El honeycomb es un tipo de caramelo que tiene distintos nombres dependiendo de la región o país donde se realice y que se caracteriza por su forma de panal de abeja, gracias al efecto del bicarbonato sódico sobre el caramelo caliente. Es muy rápido de preparar y está delicioso; es dulce y ligero, con un leve sabor a miel y muy muy crujiente.

La receta que he utilizado es de aquí, pero en Internet encontraréis muchas más con pequeñas variaciones (como utilizar sirope de maíz en lugar de miel o azúcar moreno en vez de blanco). Podéis adaptar la receta a vuestros gustos. A mí me gusta el sabor de la miel en el caramelo y controlo mejor el punto del almíbar con el azúcar blanco, porque con el moreno ya partimos de un color más oscuro.

Ingredientes:

- 170 gr. de azúcar
- 2 cucharadas de agua
- 2 cucharadas de miel
- 1 cucharada y media de bicarbonato sódico

Es importante tener preparados todos los ingredientes cuando empecemos a hacer el caramelo, así como tener el molde que vayamos a utilizar forrado con papel vegetal, porque el proceso es muy rápido. Para haceros una idea, podéis ver aquí un vídeo de Gordon Ramsay haciendo honeycomb.

Ponemos en un cazo a fuego medio-alto el azúcar, el agua y la miel. Podemos mezclar los ingredientes, pero no es necesario. Enseguida empezará a disolverse el azúcar y la mezcla comenzará a hervir. Lo dejamos así unos 6-8 minutos, sin remover, hasta que la mezcla tenga un color ámbar oscuro. Si tenéis un termómetro de azúcar os será más fácil controlarlo porque simplemente tenéis que esperar a que el caramelo alcance los 150º. 

En ese momento, retiramos el cazo del fuego, añadimos el bicarbonato y lo mezclamos rápidamente. Veremos que el caramelo empieza a crecer y lo volcamos enseguida sobre la bandeja que teníamos preparada, sin extenderlo, para no quitar las burbujas de aire.

Dejamos que se enfríe durante unos 30 minutos a temperatura ambiente y veremos que el caramelo habrá bajado un poco. Si queremos un caramelo más grueso, podemos usar un molde más pequeño.

Una vez frío, el caramelo se habrá endurecido y ya podemos romperlo en pedazos y ver su interior en forma de panal de miel.

Yo troceé parte del honeycomb en pedazos más pequeños, los cubrí con chocolate fundido y los dejé enfriar sobre un papel vegetal mientras se endurecía el chocolate. 

Utilicé chocolate puro Valor al 70%, para que tuviera un toque ligeramente amargo que contrastara con el dulce del caramelo, pero si os gusta más dulce podéis utilizar chocolate con leche o uno puro con menos porcentaje de cacao.

También podemos trocear el honeycomb en trocitos más pequeños todavía y servirlo acompañando a nuestro yogur del desayuno con una salsa de frutos rojos, como hace Gordon Ramsay en el vídeo que os decía antes.

Para hacer esta salsa, utilicé frutos rojos congelados y los trituré con un chorrito de agua y un poco de azúcar.

La combinación del yogur cremoso con el honeycomb ligero y crujiente está riquísima. Y mejor aún si le añadís la salsa de frutos rojos o incluso alguna mermelada.

Como veis, este caramelo honeycomb (o con forma de panal) es un dulce muy versátil: podemos comerlo solo, cubierto de chocolate, con yogur o incluso como topping crujiente para el helado.

Para conservarlo bien y que no se reblandezca, es necesario guardarlo en una lata o recipiente hermético.  

También podemos hacer bolsas o cajitas de honeycomb para regalar a nuestros amigos o familiares y sorprenderles con este delicioso dulce que, probablemente, no hayan probado nunca.

¡Feliz domingo!


Compota de ruibarbo con bizcocho de vainilla

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Estaba deseando que llegara la temporada del ruibarbo para preparar algún dulce con él. Es una verdura que me encanta (aunque se utiliza más como si fuera una fruta) y tiene un sabor ácido muy peculiar, que lo hace perfecto para elaborar postres y acompañar a otras frutas, como las fresas (ya os enseñé hace años esta deliciosa tarta de fresas y ruibarbo). Hoy he querido preparar con él una riquísima compota con vainilla y acompañarla del clásico pound cake también de vainilla.

La receta de esta compota es del libro La cocina de Nigella Lawson (del que ya os hablé aquí) y es sencillísima de hacer. Yo he sustituido las dos cucharadas de esencia de vainilla de la receta por una vaina entera de vainilla, porque me gusta más, pero podéis hacerla como queráis.

Ingredientes:

- 500 gr. de ruibarbo
- 150 gr. de azúcar
- 1 vaina de vainilla

Lavamos y cortamos el ruibarbo en rodajas finas. Abrimos la vaina de vainilla y vaciamos las semillas. Ponemos el ruibarbo en una cazuela a fuego bajo, junto con el azúcar, las semillas de vainilla y la vaina cortada por la mitad y lo dejamos cocer sin tapar del todo unos 3 minutos. Pasado ese tiempo, retiramos la tapa de la cazuela y dejamos que continúe hirviendo a fuego lento hasta que el ruibarbo se ablande y se reduzca.

Una vez conseguida la textura deseada, lo retiramos del fuego y dejamos que enfríe un poco, veremos que al enfriarse toma más consistencia de compota. Podemos servirla templada o guardarla en un tarro y refrigerarla.

Esta es una compota que me encanta, distinta a los sabores que estamos acostumbrados a probar. La vainilla le aporta un aroma delicioso al ruibarbo, que mantiene su punto de acidez pero mucho más suave por el azúcar que le hemos añadido. 

La receta del bizcocho de vainilla es la clásica receta de Martha Stewart del pound cake de vainilla, que curiosamente no lleva levadura ni bicarbonato y aún así crece en el horno, aunque su miga es más densa que otro tipo de bizcochos.

Ingredientes:

- 225 gr. de mantequilla
- 250 gr. de harina
- 200 gr. de azúcar
- 4 huevos grandes
- 2 cucharaditas de extracto de vainilla
- 1/2 cucharadita de sal

Precalentamos el horno a 175º y engrasamos el molde que vayamos a utilizar. Batimos muy bien la mantequilla con el azúcar a velocidad alta (al menos 6 minutos) para que entre mucho aire (esto es esencial, ya que no lleva levadura ni otros ingredientes que lo hagan subir). A continuación vamos añadiendo los huevos de uno en uno, batiendo bien después de cada adición. Después añadimos la vainilla y la sal. Y, por último, bajamos la velocidad y vamos añadiendo poco a poco la harina y batimos sólo hasta que esté incorporada, no hay que batirla demasiado. Horneamos durante 1 hora aproximadamente y cuando veamos que el bizcocho está cocido por dentro, lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar 15 minutos antes de desmoldarlo y ponerlo sobre una rejilla para que enfríe completamente.

Es un bizcocho muy rico, de textura suave y húmeda, a pesar de que, como os decía antes, al no llevar levadura ni bicarbonato, su miga es un poco más densa que los bizcochos normales.

Yo lo hice para acompañar la compota de ruibarbo, con un poco de nata montada, porque es un bizcocho muy sencillo de preparar y el resultado siempre es excelente. 

Además de acompañar bizcochos, esta compota se puede utilizar, como sugiere Nigella Lawson, para servirla templada con helado de vainilla. La combinación es espectacular, un helado riquísimo y diferente, que puedes tener hecho en un momento.

Las posibilidades de esta compota de ruibarbo son enormes: para acompañar bizcochos, helados, batidos, el yogur o las tostadas del desayuno, gofres, tortitas... e incluso como relleno para tartas.

El ruibarbo se ha convertido ya en unos de mis ingredientes favoritos para postres, quizás también porque al no tenerlo durante todo el año, espero con impaciencia el momento de que llegue la temporada. Yo en Valencia lo compro en el Mercado Central. Podéis pasaros por vuestros mercados y preguntar por él porque, aunque es una verdura poco común en España, cada vez son más los sitios que comienzan a traerlo.

Y, para terminar el post de hoy, como muchos me preguntáis qué tal va el embarazo, os dejo una foto de mi enorme barriga, a la que todavía le queda un mes y medio de crecimiento. Miranda está muy bien, pesa casi dos kilos y todavía no se ha colocado cabeza abajo, esperemos que no tarde mucho. 

Muchísimas gracias a todos por interesaros. De momento estoy bastante bien, aunque algo más cansada. Sigo trabajando, pero no sé hasta cuándo podré seguir actualizando el blog. De todas maneras, siempre podéis seguir mi día a día en Instagram.

¡Feliz domingo!


Nuestro último desayuno en la terraza

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Sí, habéis leído bien, este desayuno que tomamos ayer es el último desayuno que disfrutamos en la terraza porque en poco más de una semana nos cambiamos de casa. Nos da mucha pena irnos, pero el dueño del piso en el que llevamos casi dos años viviendo nos ha dicho que lo necesita para su hija, así que hemos tenido que darnos mucha prisa buscando un nuevo piso que encajara con nuestras necesidades, porque queda un mes y medio para que llegue Miranda y no queremos que nazca entre cajas de mudanza.

Lo bueno de este cambio es que ahora viviremos al ladito de mis padres, lo que nos resultará mucho más cómodo cuando nazca el bebé, y también podré ir andando al trabajo. Lo malo es que ya no tendremos terraza ni piscina y tendremos que intentar encajar todos los muebles que ya os enseñé aquí en nuestra nueva casa. 


Como el primer post que publiqué en este piso fue el desayuno en la nueva casa, el Chico Pecoso y yo hemos querido despedirnos de él con otro de nuestros desayunos: nuestro primer y último desayuno de la primavera en esta terraza (aunque perfectamente podría servir de brunch por la cantidad de comida que preparamos y lo llenos que terminamos).


Primero tomamos unas tostadas de pan de cereales con huevo al horno: la mía, con tomate y aguacate; y la del Chico Pecoso, con queso fundido y bacon. Y las acompañamos con una ensalada de lechugas variadas.


El huevo al horno es muy fácil de preparar, yo utilicé moldes individuales de soufflés engrasados con spray antiadherente (también podéis usar aceite o mantequilla). Ponemos un huevo dentro de cada molde, les echamos una pizca de sal y pimienta y los horneamos a 175º durante 25 minutos. Una vez horneados, se desmoldan fácilmente y podemos colocarlos sobre nuestras tostadas o en un sándwich o hamburguesa. Con 25 minutos se cuajará la yema, así que si la preferís líquida sacadlos unos 10 minutos antes.




También preparamos tostadas de Nutella con fresas y plátanos.

Y yogur griego con fresas y pistachos. Una combinación riquísima.

Para beber, zumo de naranja natural y té.



Y, por si no era suficiente, una cestita de croissants que compramos en la panadería.

Mantequilla, mermeladas y más Nutella para acompañar a los croissants.

Y miel para el yogur griego.

Un desayuno un poco más especial que los habituales para despedirnos de la terraza y de esta casa donde hemos vividos tan buenos momentos.

Como vamos a empezar ya la mudanza es probable que no me veáis por aquí en al menos un par de semanas. La próxima vez que escriba será ya desde la nueva casa y espero poder ir enseñándoos algunos DIY que queríamos preparar para la habitación de Miranda, pero que con todo este lío hemos tenido que retrasar.

Así que, nos vemos en unas semanas (si la peque no se adelanta...).

¡Feliz domingo y feliz primavera!


Las últimas semanas

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¡Buenos días a todos! Me paso por aquí solamente para saludaros y contaros un poco cómo han ido las últimas semanas. Sé que os dije que volvería en un par de semanas (ilusa de mí) pero lo cierto es que entre el trabajo, la mudanza y el embarazo, el poco tiempo que me queda libre lo necesito para descansar. 

Estamos muy bien en la nueva casa, adaptándonos poco a poco al cambio y disfrutando de las ventajas de esta nueva zona. Al final, la mesa que teníamos en la terraza de la antigua casa parece que cabe (aunque algo justita) en el balcón de la nueva, así que supongo que podremos seguir disfrutando de algunos desayunos y cenas al fresco (si Miranda nos lo permite).

1. Balcón de la nueva casa. 2. Mudanza. 3. Desayunando en una cafetería de la nueva zona donde vivimos.

Aún no hemos terminado de desembalar todas las cajas de mudanza ni de colocar todos los muebles. Yo con la barriga no puedo hacer demasiadas cosas y el Chico Pecoso sólo tiene tiempo los fines de semana, así que vamos un poco lentos con esto. La habitación de Miranda todavía está sin preparar, pero tampoco nos preocupa demasiado porque al principio dormirá en la minicuna en nuestra habitación. 

Estas últimas semanas también hemos celebrado mi cumpleaños y el del Chico Pecoso (nos llevamos 12 días de diferencia) y hemos aprovechado para visitar algunos sitios nuevos de nuestra ciudad que nos han gustado mucho y os recomiendo que probéis, si aún no lo habéis hecho.

- Dulce de leche (C/ Pintor Gisbert, 2): Este pequeño local del barrio de Ruzafa lo tiene todo: buena comida casera, decoración muy cuidada, atención al público perfecta y buenos precios. Fuimos hace unas semanas a desayunar (pedimos su delicioso brunch con todo lo que veis en la foto) y nos gustó tanto que, si no fuera porque vivimos lejos, estaríamos allí todos los días.

- Cocotte & Co.(Paseo de la Alameda, 48): Puede que sea el restaurante con la decoración más bonita de toda Valencia. ¡Hasta tiene un árbol en medio del local con tarros de cristal colgados de sus ramas! Aquí también fuimos a disfrutar de un copioso brunch con hamburguesa y tortitas para mí, y huevos Benedict, pulguitas y tarta para el Chico Pecoso. Estamos deseando ir a probar su té de la tarde. Aquí podéis ver su apetitosa carta de desayunos y meriendas.
- Valen & cía.(C/ Sorní, 35): Este fue el restaurante que elegimos para celebrar mi cumpleaños. Toda la comida estaba riquísima y preparada con ingredientes de muy buena calidad. Además, el camarero fue muy amable ayudándome a elegir los platos, ya que hay bastantes cosas que no puedo comer por el tema del embarazo (y no siempre te encuentras gente tan colaboradora y comprensiva). Lo mejor de todo: los postres. Yo me comí el mío (fresitas silvestres salteadas con pimienta de Jamaica, helado y no sé qué más) y el del Chico Pecoso (helado cremoso de queso con miel y nueces).



Sobre el embarazo os diré que, afortunadamente, va todo muy bien. Ya estoy en la semana 38, por lo que Miranda puede llegar en cualquier momento. El lunes me hicieron en el hospital una versión cefálica externa que, para los que no la conozcáis, es una técnica para dar la vuelta al bebé desde fuera (ya os comenté que estaba de nalgas) y ponerlo con la cabeza hacia abajo. Es una técnica muy sencilla, con aproximadamente un 60% de posibilidades de éxito, que no tiene prácticamente ningún riesgo (en menos de un 1% de los casos puede ocurrir que rompas aguas y te tengan que realizar una cesárea en ese momento). La maniobra es dolorosa pero dura menos de 5 minutos, así que lo pude aguantar bien, consiguieron darle la vuelta al bebé y ahora Miranda tendrá la oportunidad (si no hay ningún problema) de nacer por parto natural. 

1. Antes de entrar a la versión cefálica externa. 2. Barriga de 36 semanas (ahora es todavía más grande).
3. Trabajando a cierta distancia de la mesa. 


La verdad es que, quitando el cansancio, la incomodidad del peso de la barriga y que me empiezan a doler de vez en cuando las rodillas (como si hiciera el Camino de Santiago cargada con una enorme mochila), voy llevando bastante bien estas últimas semanas. Además, el Chico Pecoso me anima un montón y no para de cuidarme y de darme las gracias por pasar por todo esto; que es muy bonito pero a veces también un poco duro.

La próxima vez que aparezca por aquí supongo que ya será para contaros la llegada de Miranda, así que quería aprovechar para daros las gracias a todos por vuestros mensajes de ánimo y vuestras muestras de cariño, diciéndome que echáis de menos mis posts de los domingos. Os lo agradezco muchísimo y de verdad siento no poder dedicar más tiempo al blog en este momento. Espero que tengáis paciencia y nos volvamos a ver cuando todo vuelva (más o menos) a la normalidad.

¡Un beso enorme a todos y feliz domingo!

P.D.: Felicidades a mi padre, que hoy es su cumpleaños, y se merece un pequeño homenaje por todo lo que hace por nosotras cada día, por ser el mejor padre y abuelo del mundo (Martina puede dar fe de ello), porque, aunque ahora vivo a 15 minutos de mi trabajo, me viene a buscar en coche cuando las piernas ya no me aguantan más, y por ser el seguidor número uno de este blog, que me avisa cuando se me ha olvidado contestar a algunas de vuestras preguntas tanto aquí como en las redes sociales. Gracias, papá. ¡Te quiero hasta la luna y vuelta!

¡Bienvenida, Miranda!

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Aunque muchos ya lo sabréis por mi Instagram, quería pasarme por aquí para presentaros a la pequeña Miranda, que lleva ya una semanita con nosotros. Nació el 3 de mayo a las 23:35 de la noche y pesó 3,350 kilos. En principio iba a nacer la madrugada del 4 de mayo (el mismo día que salía de cuentas), pero como llevaba muchas horas de parto y tenían miedo de que el bebé no aguantara bien el tiempo que todavía me quedaba, decidieron realizarme una cesárea. Afortunadamente todo salió muy bien y Miranda nació finalmente (haciendo honor a su madre periodista) el Día Mundial de la Libertad de Prensa

El postoperatorio de la cesárea está siendo bastante duro, aunque me anima ver que cada día me encuentro un poco mejor y puedo ir haciendo más cosas. En los primeros días tras la cirugía me ayudó un montón recordar el relato de Teresa sobre su cesárea y comprender que lo que me estaba pasando era normal: el no poder prácticamente ni levantarme de la cama y necesitar la ayuda del Chico Pecoso para todo (quien, por cierto, dice que ya soy más valiente que la protagonista de "Prometheus" en esta escena).

Pero a excepción de estas limitaciones, que espero desaparezcan del todo en unas semanas, estoy muy contenta porque todo saliera bien y por poder tener por fin a Miranda en mis brazos. Es una niña buenísima que come fenomenal, que duerme un montón y que cada vez que me mira con sus ojitos rasgados, hace que se me olviden los puntos y todos los dolores. Eso sí que es morir de amor.

No sé cuándo podré retomar el blog, supongo que cuando nos hayamos adaptado del todo a esta nueva vida post-Miranda. Pero antes de despedirme quería agradeceros a todos las muestras de cariño que nos habéis dado durante todos estos meses y vuestro interés por conocer a Miranda y que todo fuera bien. Aunque no nos conozcamos en persona, vuestros comentarios me han hecho sentir siempre muy apoyada y acompañada en estos importantes momentos de mi vida. Mil gracias por todo.

¡Feliz domingo!


Cookies abizcochadas en tarro (Deep dish cookies)

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Desde que probé la deliciosa cookie que sirven en Tony Roma's en una sartén acompañada de helado y chocolate fundido, quise probar a hacer algo así en casa. Pero en lugar de hacer una cookie grande, me ha gustado más la idea que vi aquí de hacer las cookies en tarritos de soufflé individuales. Es una receta rapidísima y fácil que podéis tener hecha en menos de media hora para desayunar, merendar o como postre.

La receta es de aquí, aunque yo reduje las cantidades a la mitad para hacer 8 tarritos. También podéis hacer más cantidad y congelar la mitad de la masa para otra ocasión, aunque es muy rápida de hacer y tampoco vale la pena.

Ingredientes (para 8 cookies individuales)

- 80 gr. de azúcar moreno
- 80 gr. de azúcar blanco
- 125 gr. de mantequilla sin sal blandita
- 1 huevo
- 1 cucharadita de vainilla
- 1 cucharadita de sal
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico
- 185 gr. de harina
- 120 gr. de pepitas de chocolate o chocolate troceado

Para servir

- Helado de vainilla
- Chocolate derretido (yo usé el puro de Valor)

Precalentamos el horno a 190º. Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que quede una mezcla cremosa. Añadimos el huevo, la vainilla y la sal, y lo mezclamos todo bien. Combinamos la harina con el bicarbonato para que se reparta de forma homogénea. Añadimos entonces la harina al resto de la masa, la mezclamos bien y a continuación añadimos las pepitas o trozos de chocolate.


Llenamos nuestros moldes con un par de centímetros de masa, los colocamos sobre la bandeja del horno y los horneamos durante unos 15-20 minutos o hasta que las cookies estén doradas por arriba. 

Una vez pasado ese tiempo, las sacamos del horno y las servimos enseguida sobre una servilleta para que se mantenga el calor mientras las comemos.

Podemos servirlas acompañadas de una bola de helado de vainilla.

O también con chocolate caliente fundido.

Estas cookies tienen una textura abizcochada perfecta en el interior y una capa superior más crujiente.

Al ser una receta tan rápida y servirse en tarritos individuales, me parece un postre genial para cenar en casa con amigos. Podéis tener los tarritos con la masa de cookies ya preparados y, cuando estéis acabando de cenar, meterlos en el horno y servir las cookies calientes y recién hechas con un poco de helado. Una forma sencilla y riquísima de sorprenderles.

¡Feliz domingo!

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